Los afectados por enfermedades reumáticas autoinmunes muchas veces conviven con síntomas graves (articulaciones dolorosas e inflamadas, fiebre, erupciones cutáneas, fatiga, sensibilidad a la luz solar…) mientras que su diagnóstico se demora. Y para cuando este llega, en ocasiones se aplica un tratamiento que resulta ineficaz. Además, cada caso es distinto, lo que hace que la terapia se convierta en un proceso de prueba y error.
Por ello, un equipo de investigadores europeos está recopilando los datos de miles de personas afectadas por este tipo de dolencias para determinar grupos específicos de enfermedades reumáticas con una base molecular similar y conseguir así un diagnóstico más temprano y más preciso(1).
Hoy en día estos enfermos reciben esteroides, asociados con numerosos efectos secundarios como una mayor susceptibilidad a las infecciones, osteoporosis, aumento rápido de peso y enfermedad cardiovascular. Y asimismo se deben someter a revisiones regulares.
Sin embargo, un tratamiento más ajustado evitaría estas consecuencias, así como que las dolencias progresen creando daños irreversibles en las articulaciones y en órganos principales.
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