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Ecoansiedad: terror al cambio climático

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Recibimos muchos impactos informativos sobre el cambio climático. Y ello provoca ecoansiedad. No es una enfermedad como tal pero puede derivar en problemas psicológicos. ¿Qué se puede hacer para evitar la ecoansiedad?

Desde que nos levantamos por la mañana hasta que nos acostamos por la noche son decenas e incluso cientos los impactos informativos que recibimos sobre el cambio climático y eso provoca ecoansiedad.

Subidas de temperatura, falta de agua, deshielo de los polos, aumento del nivel del mar, fenómenos climatológicos extremos… pintan un escenario pesimista e incluso apocalíptico que a muchos les empieza a pasar factura a su salud mental.

¡Cómo no vivir angustiados si a diario nos hacen sentir que estamos prácticamente ante el fin del mundo y que la culpa es nuestra!

¿Qué es la ecoansiedad por el cambio climático?

La Asociación Americana de Psicología (cuyas directrices se tienen en cuenta en todo el mundo) la ha definido como el temor crónico a un cataclismo ambiental y el estrés causado por observar los impactos aparentemente irrevocables del cambio climático y por la preocupación ante el futuro propio y el de las futuras generaciones.

La ecoansiedad no es una enfermedad como tal, sino más bien un fenómeno que ha empezado a describirse hace un par de años que sí puede derivar en trastornos psicológicos.

Estos pueden ser variados: estrés, alteraciones del sueño, agobio y angustia extrema, preocupación obsesiva e incluso, en momentos concretos, sensación de ahogo.

Y esas afecciones pueden volverse crónicas.

Aunque la ecoansiedad puede afectar a todo el mundo, son más vulnerables los más jóvenes (ya que si se hicieran realidad los apocalípticos escenarios de los que hablan los medios de comunicación, serán ellos quienes sufran las peores consecuencias).

En casos graves puede provocar depresión, quizá por esa sensación de que “el mundo se va a acabar” que cada vez más personas experimentan.

La ansiedad “normal” puede quedarse corta a causa de la impotencia provocada por la enormidad de las crisis que nos trasladan.

Aunque la ecoansiedad es un término relativamente nuevo, se ha hecho un hueco importante en la agenda de psicólogos de todo el mundo.

¿Cómo prevenir y no ser víctima de la ecoansiedad?

Es lógico preocuparse por el planeta en que vivimos. Como lo es tomar medidas responsables para reducir los impactos ambientales que supone el hecho de vivir en esta sociedad (como consumir menos, aprovechar mejor los recursos energéticos y el agua, por ejemplo).

Pero es importante ser CRÍTICO respecto a este fenómeno, sobre todo respecto al papel de los medios de comunicación en él y protegerse de la intoxicación informativa de la prensa y las redes sociales.

La presencia de estos temas en los medios de comunicación no es casual. La Agenda 2030 (que es como se conoce coloquialmente los Objetivos de Desarrollo Sostenible que ha establecido la Asamblea General de las Naciones Unidas) cuenta entre sus 17 objetivos combatir el cambio climático. Incluye promover la difusión de sus objetivos en la prensa. Y para ello han creado un discurso único y global que los medios de comunicación repiten incansablemente. Sus tesis, objetivos y argumentos acaparan la cobertura mediática.

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Tenga en cuenta también que es un tema muy politizado, y que hay en la manera de transmitirlo más intereses de los que aparentemente puede parecer.

Las informaciones sobre el cambio climático recuerdan mucho a lo que ocurrió con la pandemia de covid, que dominó el discurso de los medios y también pasó factura a la salud mental de muchos.  

Hay que ser críticos y no permitir que la agenda, los intereses y las narrativas de otros acaben afectando a nuestra paz mental.

Solo por tenerlo en cuenta, hace unos años tuvo que dimitir un científico de la prestigiosa Unidad de Investigación sobre el Clima de la Universidad de East Anglia (Reino Unido), que es una de las mayores instituciones mundiales en la investigación sobre el impacto climático, tras ser acusado de alterar datos sobre el cambio climático para exagerar el alcance del mismo. La manipulación se puso de manifiesto tras un ataque informático que filtró documentos que pusieron de manifiesto las triquiñuelas que se usaron para exagerar los datos.

Cómo luchar contra la ecoansiedad

Además de ser crítico y no dejarse impresionar por los mensajes catastrofistas de los medios de comunicación, aquí van algunas ideas para prevenir y luchar contra la ecoansiedad:

  • Pasar a la acción. Si el miedo consigue que se quede paralizado no tendrá capacidad para enfrentar el problema, ni a nivel personal ni colectivo. Si uno se siente satisfecho con las medidas que toma a nivel individual para contribuir al bienestar del planeta, probablemente se sentirá menos desbordado. Y menos vulnerable ante los discursos catastrofistas.
  • Es muy útil actuar en positivo. Escoja una idea y trabaje en ella. Es decir que, como en otras situaciones de ansiedad o depresión, la recuperación surge mediante la acción. Puede desarrollar pequeñas estrategias, como dejar de comer carne o reducir su ingesta. Cada vez más personas comen menos carne o directamente dejan de tomarla por motivos de bienestar animal. También para evitar el impacto ambiental de la ganadería. También hacer una “radiografía energética” de su casa para reducir su consumo.
  • Es recomendable plantarse frente al miedo y la ansiedad, por ejemplo, experimentando el placer de la conexión con la Tierra: saliendo con los amigos al campo. Y si necesita ayuda extra para superar el estrés que pueda sentir, es bueno utilizar técnicas de relajación como el mindfulness o el yoga.
  • Comparta con otros sus propios miedos. Incluso, aunque ello le parezca un síntoma de vulnerabilidad.

Prevenir la ecoansiedad comienza por aceptar lo grave que es que estamos viviendo un mundo finito que puede llegar al colapso y reconocer que nosotros -como sociedad, no como individuos- somos parte del problema. Y que este está relacionado con nuestro estilo de vida insostenible.

De modo que prevenir tiene dos vertientes: la individual y la colectiva.

¿Y si padezco ya esa “ecoansiedad”?

Lo mejor es que se lo tome como el duelo psicológico que habrá experimentado en alguna ocasión tras una ruptura amorosa o la muerte de un ser querido. Entonces habrá sentido ansiedad, miedo, culpa, confusión, negación, depresión, tristeza, shock emocional…

Aceptar la realidad lleva tiempo pero se acaba haciendo. Lo importante es que durante ese camino participe de la solución, como le explicaba antes, que invierta sus energías en esfuerzos significativos. Esto le ayudará a sentir que es parte de los que contribuyen a intentar superar el problema.

En cualquier caso, sepa que no está solo y puede actuar hoy para transformar el mañana. Esta es la receta más eficaz de todas las conocidas. Los sentimientos más humanos nos llevan a temer la incertidumbre como individuos. Sin embargo, otros nos impulsan a enfrentar los desafíos en comunidad.


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