Para prevenir las enfermedades cardiovasculares es necesario modificar con urgencia la calidad de la dieta, pero también que los profesionales médicos y las administraciones públicas hagan más para fomentar esta idea. Esto es lo que asegura un reciente estudio publicado en la prestigiosa revista de Journal of the American College of Cardiology (JACC)(1).
En el estudio se indica que, aunque es sobradamente conocido que una dieta saludable (a base de frutas, verduras, frutos secos y legumbres, y baja en carnes procesadas, sodio y bebidas azucaradas) permite prevenir enfermedades cardiovasculares, son muchas las personas que no la adoptan debido a múltiples factores: influencias sociales y culturales, falta de conocimiento, problemas económicos o incluso escasez de tiempo.
Y es que no basta con publicar estudios que adviertan de la necesidad de adoptar buenos hábitos saludables y confiar en que en base a ellos la persona cambiará su tipo de alimentación, apuntan los investigadores. Es necesario llevar a cabo campañas educativas para fomentar el conocimiento de los alimentos saludables (lo que se denomina “alfabetismo nutricional”) e imponer gravámenes a las bebidas azucaradas, así como incentivos económicos para las empresas que produzcan y fomenten el consumo de alimentos saludables.
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