Como puede imaginar, las pruebas de admisión para convertirse en astronauta son verdaderamente difíciles. Y es lógico: llegar al espacio a los mandos de un cohete requiere de una responsabilidad inmensa. Hay que ser capaz de resistir el estrés y la fatiga y mantener la cabeza fría en las situaciones más extremas.
Por ello, solo unos pocos tienen la oportunidad de viajar a las estrellas. Y de entre estos privilegiados, me gustaría hablarle de una astronauta única que superó todas las pruebas sin esfuerzo: una planta.
Por sorprendente que parezca, se trata de una historia real.
Todo comienza a finales de los años 50, cuando la antigua URSS lanzó en secreto un amplio programa de investigación para estudiar los efectos sobre la salud de esta misteriosa planta. (1).
Los ensayos clínicos realizados sobre trabajadores de distintos sectores revelaron propiedades increíbles:
Con semejante historial, esta planta reunía las cualidades necesarias para formar parte del proyecto ruso de conquista espacial. Su misión: fortalecer a los astronautas y reducir los efectos secundarios de la falta de gravedad.
Y por ello formó parte de la tripulación de las primeras misiones soviéticas en el espacio en los años 50 (aunque quizás deberíamos hablar de “cosmonautas” -término que procede del ruso-, en lugar de “astronautas”, -que en cambio proviene del inglés-…).
Es posible que ya haya identificado la planta de la que le hablo. Se trata de el eleuterococo (Eleutherococcus senticosus), también conocido como el “ginseng siberiano” por sus propiedades similares a las del ginseng chino, del que es pariente cercano.
El eleuterococo es una verdadera fuerza de la naturaleza, lo que ya demuestra su capacidad para sobrevivir en la hostil Siberia, de donde es originario. Todavía hoy esta planta goza de muy buena fama en Rusia, y no solo porque haya viajado al espacio.
Si es tan respetado hoy día es precisamente por su capacidad adaptógena. (2)
Fue precisamente un ruso, el toxicólogo Nicolaï Lazarev, quien definió por primera vez el concepto de “planta adaptógena» en 1947, en los inicios de la Guerra Fría. Nos situamos ya en una época convulsa y de tensiones entre rusos y americanos, donde cada bando trataba de demostrar que los suyos eran los mejores. Un contexto, en fin, de gran competencia en el que distintas naciones trataban de obtener ventaja para sus soldados, atletas y astronautas. Con el objetivo de conseguir este “apoyo” natural, Lazarev probó los efectos de ciertas plantas, entre ellas el eleuterococo, en mineros sometidos a condiciones extremas en el este de Rusia.
El resultado fue alentador: en unos pocos años se constató que su consumo regular puede aumentar la resistencia del cuerpo a cualquier tipo de estrés, ya sea emocional o físico. (3)
Pero que el eleuterococo sea útil para personas sometidas a situaciones de gran dureza no significa que el resto de los mortales no puedan beneficiarse de sus grandes cualidades.
De hecho, estar cansado o estresado no es algo reservado a los grandes atletas, sino que le puede pasar a cualquiera. Por eso lo mejor de esta historia es que aquel descubrimiento dejó de ser un secreto y ahora cualquier persona, y no solo los rusos, puede beneficiarse de sus propiedades.
El eleuterococo puede ser su gran aliado cuando necesite un “empuje” que le permita sobrellevar situaciones de estrés y fatiga.
Considerado un tónico, el “ginseng siberiano” es conocido por sus beneficios para el sistema nervioso central, ya que aumenta el rendimiento intelectual.
También estimula las hormonas sexuales, así como la actividad de las glándulas suprarrenales, produciendo las llamadas “hormonas de la energía” (adrenalina, noradrenalina…).
Por todo ello, esta planta le dará un verdadero impulso, reduciendo la fatiga relacionada con el estrés.
Con el eleuterococo los estudiantes en período de exámenes verán, por ejemplo, cómo sus habilidades de concentración y memorización mejoran significativamente.
Además es muy útil durante la convalecencia porque estimula el apetito y aumenta el bienestar general. Y algunos estudios han demostrado también su interés en caso de fatiga crónica. (4)
Finalmente, esta planta es muy recomendable para las personas mayores, puesto que evita el deterioro cognitivo propio de la edad y mejora la salud mental. (5)
Estar cansado o rendir poco es algo muy común, pero los desencadenantes pueden ser muchos y variados. A veces lo que más se resiente es el cuerpo, mientras que en otras ocasiones prevalece la fatiga mental.
Por ello lo mejor es que se pare a pensar en las causas de su cansancio y así poder afrontarlo de la mejor manera posible. El eleuterococo siempre estará ahí para rescatarle. Y, para conseguir unos resultados más efectivos, puede usarlo en sinergia con otras plantas. La elección de unas u otras dependerá de cada caso concreto. (6)
Aunque no podrá cultivar la planta usted mismo, ya que no se adapta al clima europeo, puede encontrar eleuterococo en forma líquida, en polvo, en comprimidos o en tintura.
En gotas se recomienda tomarlo con estas indicaciones:
También puede consumir esta planta en cápsulas, ingiriendo hasta 4 g de polvo de raíz al día repartidos en 2 ó 3 tomas (idealmente por la mañana y al mediodía, para evitar trastornos del sueño) con un vaso de agua.
Además ¡puede preparar su propia tisana a base de eleuterococo! Le indico cómo prepararla:
Atención: La toma de eleuterococo no produce efectos adversos más allá de un posible y tenue nerviosismo. Sin embargo, como medida de precaución, no se recomienda su uso a mujeres embarazadas o en período de lactancia, a niños menores de 12 años y a personas propensas a una presión arterial elevada.
Seguramente no esté entre sus planes hacerse astronauta ni requiera la resistencia necesaria para llegar a la luna. Sin embargo, como ha visto el eleuterococo puede ayudarle a hacer frente a distintas situaciones de fatiga física y mental a las que cualquier persona puede verse expuesta. ¡Aprovéchese de sus propiedades y deje de estar cansado!
Fuentes:
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