Estos son inuits, pertenecientes a un pequeño pueblo esquimal que vive a 600 km al norte del Círculo Polar Ártico.
En la década de los 70, los inuits se hicieron mundialmente famosos debido al sorprendente descubrimiento de dos investigadores daneses: apenas morían por enfermedades cardiovasculares.
Su dieta, rica en aceite de pescado y grasas animales (provenientes sobre todo de las focas) les hacía prácticamente inmunes a los infartos, tenían niveles perfectos de colesterol y triglicéridos y una presión arterial óptima. (1)
El hallazgo conmocionó a la comunidad científica, que rápidamente se puso manos a la obra para identificar a la sustancia responsable de este “milagro” cardiovascular.
No tardó en aislarla y en ponerla nombre: los ácidos OMEGA 3.
Se trata de ácidos grasos esenciales que el organismo es incapaz de fabricar por si mismo, por lo que deben ser aportados por los alimentos.
De ahí que, desde el primer momento, la industria alimentaria se lanzó a una frenética carrera para incorporar a sus productos omega 3 y hacer llegar todo este torrente de salud cardiovascular a sus clientes.
Hoy en día está presente en infinidad de alimentos funcionales, como leches, yogures, galletas, mantequillas, aceitunas… ¡hasta existe comida para perros enriquecida en omega 3!
Pero la gran pregunta es… ¿es este el mismo omega 3 que confiere un corazón de acero a los inuits?
Me temo que no.
La excesiva avidez económica, en algunos casos, y la falta de escrúpulos, en otros, hace que el omega 3 que usted puede encontrar en el supermercado (y también en algunos complementos nutricionales) no siempre sea el idóneo ni le ofrezca las mismas propiedades cardiovasculares.
Por este motivo le escribo hoy.
Para poner a su alcance toda la información que usted necesita conocer para evitar que le den gato por liebre, más todas las evidencias científicas que respaldan a los ácidos omega 3 de calidad.
Y también le ayudaré, en base a estos mismos argumentos, a que sepa elegir el complemento nutricional de OMEGA 3 DEFINITIVO (incluso le daré mi recomendación al final).
Un complemento que, incorporado diariamente a su dieta, ofrece a su corazón los mismos beneficios cardiosaludables que han hecho de los inuits una comunidad “a prueba de infartos”, y que ahora también le permitirá a usted:
Pero antes de saber cuál es el complemento de omega 3 ideal, déjeme mostrarle en profundidad el efecto que estos ácidos grasos tienen en el organismo. Le aseguro que tras leer lo que sigue comprenderá su importancia sobre la salud cardiovascular (y otros muchos órganos y sistemas) y no querrá privarse de la cantidad diaria suficiente en su dieta.
Sobre todo teniendo en cuenta que prácticamente todas las personas tienen déficit de omega 3, incluso las que siguen una alimentación equilibrada.
Existen hasta 6 tipos diferentes de ácidos grasos omega 3 (todos derivados del ácido linolénico-LNA). Pero, en esencia, los más importantes son:
Los dos primeros son ácidos de cadena larga de origen animal, mientras que el ALA solo está presente en vegetales como las nueces, las semillas de lino y de chía, el aceite de colza o la soja.
La mayoría de las propiedades beneficiosas de los omega 3 provienen del EPA y del DHA. Si bien los ácidos grasos de tipo ALA pueden ser transformados por el organismo en EPA y DHA, las cantidades resultantes son muy bajas.
Por ello, hoy me centraré solo en los omega 3 EPA y DHA, que al fin y al cabo son los que están presentes en las grasas animales que componen la dieta de los inuits y son los responsables de su excelente salud cardiovascular.
Aunque su modo de acción sigue siendo en gran parte un misterio, los investigadores suponen que los ácidos omega 3 modifican las membranas celulares, facilitando la propagación de mensajeros químicos como la dopamina o la serotonina. En el miocardio en concreto, la ingesta de DHA en la dieta induce modificaciones estructurales que afectan a las proteínas de estas membranas y que están siendo muy estudiadas en cardiología. (2)
Pero este relativo desconocimiento no cuestiona la eficacia ni las virtudes del omega 3 para proteger y fortalecer el corazón.
La cantidad de evidencia científica sobre las bondades de estos ácidos grasos es ingente:
-Un metaanálisis (colección de 11 estudios) publicado en la revista científica Atherosclerosis Supplements en el año 2013 destacó que el riesgo de morir de un ataque cardíaco o por muerte súbita disminuye en un 33% en las personas que toman complementos de omega 3. (3)
– Además, tras sufrir un infarto de miocardio la suplementación con ácidos grasos provenientes de aceites de pescado prolonga la supervivencia de los pacientes, al disminuir los niveles de triglicéridos. (4)
– El riesgo de muerte por todas las causas también disminuye en un 11%.
– Es destacable la capacidad de los ácidos omega 3 para disminuir los niveles de triglicéridos en sangre (¡entre un 30 a un 50%!), al inhibir su síntesis por el organismo. (5)
– Los ácidos EPA y DHA son anti-aterogénicos, es decir, fluidifican la sangre e impiden la formación de depósitos de grasa (ateromas) y estimulan la producción de unas sustancias llamadas prostaciclinas que disminuyen la agregación plaquetaria e impiden la formación de coágulos que pueden llegar a obstruir las arterias. (6)
– Incluso consumir aceite de pescado antes de una comida reduce la cantidad de lípidos que se forman después de las comidas y que son los más peligrosos, pues se depositan en las paredes internas de las arterias impidiendo la circulación sanguínea. (7)
– También sabemos que el EPA, al estar incorporado en la membrana de las plaquetas, las protege contra el estrés oxidativo y los radicales libres, reduciendo su capacidad de agregación. Un estudio de 3 años de 563 hombres con hiperlipidemia mostró que la suplementación con omega 3 redujo la concentración de moléculas de adhesión de plaquetas, y con ello el riesgo de arteriosclerosis y accidente cerebrovascular. (8)
– Y para finalizar, le diré que un metaanálisis publicado por la revista Journal of American Medical Association en 2019 confirmó los efectos protectores de los ácidos omega 3. Sus conclusiones fueron que los complementos de omega 3 de origen marino disminuyen el riesgo de:
Y, además, ese menor riesgo está directamente relacionado con la cantidad ingerida, es decir, a mayor suplementación, mayor protección cardiovascular. (9)
Ya le avisé de la cantidad de evidencia que respalda las propiedades cardiovasculares de los ácidos omega 3. Pero al margen de los estudios, quizá esta sea la mejor prueba de su eficacia:
El rostro rebosante de salud de un inuit centenario, que disfruta de la vida activo y feliz, sin miedo a sufrir las enfermedades más letales para el corazón.
Y esto no solo sucede en esta comunidad esquimal. Otros pueblos que consumen grandes cantidades de pescado, como los habitantes del archipiélago de Okinawa en Japón, también son especialmente longevos y tienen una baja incidencia de enfermedades cardiovasculares. (10)
Todos ellos son la prueba viviente de que el omega 3 funciona. Y lo hace de maravilla.
Como ha visto, los ácidos omega 3 son una fuente imprescindible de salud cardiovascular que usted no puede ignorar.
Y no acaban ahí las buenas noticias.
Durante los últimos años la investigación científica ha descubierto nuevas propiedades saludables de estos ácidos grasos y ha ido sumándolas a una lista que parece no tener fin.
Además de ser muy buenos para el corazón, los ácidos omega 3 también le ofrecen…
Eso sí, para beneficiarse de esta propiedad antiinflamatoria es necesario asegurarse de que su origen sea el adecuado.
En el caso de la degeneración macular asociada a la edad (DMAE), principal causa de ceguera entre los mayores de 65 años, tomar altas dosis de omega 3 disminuye en un 38% el riesgo de sufrir DMAE avanzada. (13)
Y frente al glaucoma, ayudan a que las células ganglionares de la retina resistan más la hipertensión intraocular que caracteriza a esta enfermedad. (14)
Los estudios han demostrado que debido a su efecto fluidificante, cuanto más altos son los niveles circulantes de DHA en el cerebro, más bajo es el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular (ACV) debido a coágulos. (15)
Además se han puesto de relieve los beneficios del omega 3 para favorecer la supervivencia de las neuronas en caso de alzhéimer y ayuda a mitigar la pérdida de neuronas dopaminérgicas en los pacientes de párkinson. (16)
Los ácidos omega 3 también actúan eficazmente contra la depresión (1.000 mg de EPA producen efectos similares al prozac), mitigan la hiperactividad y mejoran la capacidad de atención en casos de déficit de atención (TDA/TDAH), reducen los síntomas clásicos de la psoriasis y el acné, favorecen la recuperación muscular, estimulan la capacidad de las células para transformar la glucosa…
¡Son un auténtico todoterreno contra la enfermedad!
Y aún así, la inmensa mayoría de las personas (entre las que podría encontrarse usted) tiene un déficit serio de esta fuente de salud para el organismo.
Veamos cómo puede corregirlo.
Aunque los ácidos grasos omega 3 tienen muchas virtudes para el cuerpo humano, hoy en día no se consumen lo suficiente en la dieta.
La ingesta diaria recomendada es de 500 mg/día (de EPA y DHA juntos). Esta cantidad puede alcanzarse por medio de la alimentación si, por ejemplo, usted consume todos los días 2 cucharadas soperas de aceite de colza, además de 4 huevos enriquecidos en omega 3 y 150 g de pescado graso a la semana.
Sin embargo, los expertos calculan que las ingestas de ácidos omega 3 EPA + DHA en los adultos son en promedio 350 mg/día para las mujeres y 420 mg/día para los hombres.
Es decir, son claramente inferiores a las recomendaciones.
Por lo tanto, es necesario recurrir a los complementos nutricionales para lograr esa suplementación de aproximadamente 100 mg como mínimo que es esencial tanto para una función cardiovascular óptima como para el correcto funcionamiento de otros sistemas del organismo.
Si ahora mismo usted se está haciendo esa pregunta, le diré que ha llegado el momento del gran debate.
Existen innumerables complementos nutricionales que presentan omega 3 en su formulación. Pero como mi única motivación es su salud, he seguido criterios totalmente objetivos en busca del complemento de omega 3 idóneo.
Y puedo decirle que para mí, hay dos palabras clave que lo definen: PUREZA y ESTABILIDAD.
La pureza tiene que ver con el origen del aceite de pescado, es decir, con los propios peces. Hoy en día los mares están cada vez más contaminados y para evitar que esos contaminantes puedan acabar de alguna forma en el complemento, es necesario garantizar la pureza del mismo llevando a cabo un proceso de destilación molecular.
La estabilidad está relacionada con el proceso de elaboración, ya que el aceite extraído de la piel del pescado puede oxidarse y enranciarse fácilmente. Y tomar un complemento de omega 3 rancio aumenta el estrés oxidativo, el colesterol y la presión arterial. ¡Justo lo contrario de lo que deber hacer un omega 3 de calidad! Para evitarlo es necesario que el complemento que elija haya pasado por un proceso de antioxidación.
Pues bien, el complemento nutricional que he seleccionado para usted cumple con creces con ambas premisas.
De esta forma usted se asegura un buen aporte de omega 3 sin correr el riesgo de llenar su cuerpo de contaminantes o tener efectos no deseados.
Además, 2 cápsulas al día (preferentemente por la noche y acompañadas de un gran vaso de agua) le aportan exactamente 157.6 mg de EPA y 105 mg de DHA, una cantidad más que suficiente para corregir el déficit generalizado de omega 3 y poder beneficiarse de todas las propiedades saludables que hemos visto hasta ahora:
Este complemento es mi recomendación si usted desea fortalecer su salud cardiovascular de una forma similar a la del pueblo inuit.
Pero si usted se decide por otro, asegúrese de que cumple con los criterios de pureza y estabilidad. ¡Que no le den gato por liebre!
Si lo desea, puede pedir su complemento de omega 3 en este enlace.
P.D.: Como el déficit de omega 3 es generalizado, reenvíe este e-mail a todos sus amigos y familiares. ¡Les estará haciendo una gran favor!
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Fuentes
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Excelente artículo ?
Hola, aprecio su trabajo por dar a conocer esta información tan valiosa. Les pido por favor me respondan la siguiente pregunta: Existe algún estudio de cual es el promedio de vida o edad máxima de los inuit?, En otras páginas dicen que son 30 – 45 años, pero por mi propia investigación no creo que sea cierto. Gracias