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¿Es usted un superdegustador?

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¿Es de los que aman el cilantro o de los que sienten que les sabe a jabón? Si es lo último, su aversión a esta planta puede deberse a que usted es un «superdegustador», ¡un grupo de lo más exclusivo!
Descubra si es uno de ellos y todas las ventajas que puede conllevar a su salud.

¿Suele aderezar sus platos con cilantro o prefiere usar cualquier otra hierba aromática para darles más sabor?

De entrada, puede parecer una pregunta casual. Una elección culinaria como cualquier otra. Sin embargo, tras ella se esconde una particularidad genética de lo más curiosa.

Y es que es la responsable de que algunas personas adoren el sabor cítrico del cilantro, mientras que otras lo detestan porque les sabe… ¡a lejía!

La particularidad del cilantro

El Coriandrum sativum, conocido comúnmente como cilantro, es una hierba aromática de la familia de las apiáceas que destaca por el aroma cítrico que desprenden sus hojas.

Esta especie vegetal es muy común en la gastronomía india o mexicana, donde se emplea para elaborar salsas como el chutney o el guacamole. Aunque su uso cada vez está más extendido por el resto del mundo, lo que ha hecho que poblaciones que hasta hace poco ni siquiera conocían la planta hayan empezado a encontrársela en todo tipo de preparaciones.

Y aquí es donde surge el debate entre los que aman el cilantro por su sabor cítrico, penetrante y fresco, y quienes lo detestan porque les sabe a jabón, a colonia o incluso a lejía.

¿En qué grupo se encuentra usted?

Si es de los detractores de esta hierba, muy probablemente pertenezca al grupo de los supertasters (o superdegustador), que es de lo más exclusivo, pues solo está compuesto por el 20% de la población.

Estos supertasters tienen la particularidad de que su lengua tiene más papilas gustativas, lo que hace que tengan un paladar mucho más desarrollado. (1)

Beneficios e “inconvenientes” de ser un superdegustador

Lo habitual entre los supertasters es que, al contar con más papilas gustativas en la lengua, disfruten más de alimentos que resultan insípidos para el resto. Pero, al mismo tiempo, suelen detestar aquellos que tienen un sabor demasiado intenso.

Por ejemplo, es muy probable que a los superdegustadores no les gusten los pomelos o las endivias, que destacan por su sabor especialmente amargo. Una verdadera pena, ya que se están perdiendo las propiedades antioxidantes y depurativas del pomelo, así como las digestivas y hepáticas de las endivias.

Por otro lado, el picante es otro sabor muy intenso que tienden a rechazar, lo que en este caso no es tan malo. Y es que un consumo excesivo de alimentos picantes puede perjudicar la mucosa del tracto gastrointestinal y causar náuseas, dolor abdominal e incluso úlceras. Además de hemorroides, siendo la comida picante uno de los principales factores de riesgo (aquí puede conocer otros, además de estrategias para prevenirlas).

Otra ventaja asociada es que los supertasters son más sensibles a las texturas grasas, por lo que tienden a añadir menos salsas a los platos. Y esto también es positivo si tenemos en cuenta que muchas salsas contienen grasas saturadas y azúcares añadidos, muy perjudiciales para la salud cardiovascular.

Y qué decir de los postres demasiado dulces, que también tienden a rechazar, lo que tampoco es malo. De este modo evitan un exceso de glúcidos que, si es continuado, puede derivar en patologías metabólicas como obesidad, diabetes…

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No está mal este poder del superdegustador, ¿verdad?

Ahora bien, volviendo al caso del cilantro, el que a muchas personas le sepa a jabón o a lejía puede deberse a algo más que al hecho de contar con un paladar más desarrollado.

Algo que está directamente relacionado con los genes.

¡Todo está en la genética!

Lo cierto es que, dependiendo de cuál sea nuestra ascendencia genética, tenemos más probabilidades de que el cilantro no solo no nos guste, sino que directamente nos sepa a jabón.

Así lo ha concluido un estudio, cuyos responsables estiman que entre el 14 y el 21% de las personas de ascendencia asiática oriental, africana y caucásica odian esa hierba aromática por esta razón. (2)

Por el contrario, los habitantes del Sudeste asiático, los hispanos y las personas nacidas en Oriente Medio son más proclives a apreciarla, hasta el punto de que solo la rehúye el 7% de esa población.

Asimismo, investigadores señalan que esta relación no es casual, ya que responde a variantes genéticas. En concreto, a tener o no el gen OR6A2, que es el encargado de regular los receptores olfativos y gustativos sensibles a los aldehídos. (3)

Los aldehídos son compuestos orgánicos que se utilizan para elaborar perfumes, precisamente por el aroma tan intenso que desprenden. Pero también se encuentran de manera natural en numerosas plantas.

¿Y cuál es la planta más rica en aldehídos, que suponen hasta el 82% de su composición? Exacto. ¡El cilantro!

Por tanto, no es de extrañar que esta especie vegetal sea la que más adoración y odio despierte, dependiendo de si se tiene o no ese gen en concreto.

En definitiva, y más allá de esta curiosidad genética, conocer las particularidades de nuestro sentido del gusto también puede ayudarnos a disfrutar de una nutrición aún más saludable.

Fuentes

  1. “¿Percibes los sabores de manera más intensa? Quizás eres una supertaster”. Apuntes científicos desde el MIT.
  2. Mauer, Lilli; El-Sohemy, Ahmed et al.: “Prevalence of cilantro (Coriandrum sativum) disliking among different ethnocultural groups”. BMC.
  3.  La genética podría explicar el sabor a jabón del cilantro. Nathional Geographic España. 2023.

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