Si vive en la ciudad y necesita reducir el estrés del día a día, nada mejor que estar en contacto con la naturaleza durante breves períodos de tiempo. Esto es lo que asegura el equipo de investigadores que ha dado con la “dosis de naturaleza” más efectiva para controlar el estrés tan propio de la vida urbana.
Ya se había demostrado que el contacto con la naturaleza reduce significativamente los niveles de cortisol, la hormona responsable del estrés, pero ningún estudio se había centrado en determinar el tiempo exacto que permitiría obtener esos beneficios. Y eso es precisamente lo que han hecho unos investigadores(1) tras pedir a 36 urbanitas que durante 8 semanas realizaran una pausa en su rutina diaria de al menos 10 minutos y mínimo 3 veces a la semana. Los participantes podían elegir el lugar y la hora en la que tendría lugar esa pausa, siempre y cuando fuera en una zona que les hiciera sentirse cercanos a la naturaleza.
Tras medir sus niveles de cortisol antes y después de esa pausa, comprobaron que para reducir el estrés no hace falta meditar en contacto con la naturaleza o irse al bosque (es lo que recomienda el Shinrin-yoku o “baño de bosque”), sino que sería suficiente con pasear o simplemente quedarse sentado entre 20 y 30 minutos (si se hace durante más de media hora los niveles bajan más rápidamente) en cualquier lugar que proporcione esa sensación de estar en contacto con la naturaleza. Así bastará, por ejemplo, con acudir a un parque o jardín, si no tiene un bosque cerca.
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