Para probar la eficacia de este dispositivo contaron con 132 personas que sufrían migrañas frecuentes, teniendo éstas una duración mínima de 4 horas. El tratamiento a base de los impulsos se desarrolló durante 3 meses, en los que los pacientes se sometieron a cuatro estímulos dos veces al día. Para recibirlos debían colocarse el dispositivo en la parte posterior de la cabeza, siendo la duración de menos de 1 milisegundo cada uno.
Los voluntarios que formaron parte del estudio señalaron que antes de someterse a este tratamiento experimentaban una media de 9,06 días de cefalea al mes, número que se redujo a 2,75 días tras el tratamiento.
Además, según los investigadores este dispositivo no presenta efectos adversos, siendo así una alternativa viable para aquellas personas con cefalea que no toleran los medicamentos o éstos son ineficaces, o que no quieren medicarse. No obstante, el dispositivo está contraindicado en pacientes con antecedentes de convulsiones, así como en aquellos que tienen implantes metálicos en la cabeza, el cuello o la parte superior del cuerpo, incluyendo marcapasos y desfibriladores.
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