La Navidad está a la vuelta de la esquina y ya sabe lo que le espera a su estómago.
Comidas con los compañeros de trabajo, fiestas con amigos, cenas familiares…
Una sobredosis de alimentos donde no faltan los asados, mariscos, embutidos, turrones, mazapanes, dulces…
Y todo ello bien regado con vinos, cavas, licores y copas, en cantidades que sobrepasan su consumo habitual.
Puede que para usted sea un momento de celebración y regocijo.
Pero para su estómago es pura dinamita.
El sistema digestivo no está preparado para estos excesos. Tantas comidas copiosas seguidas terminan por agotarlo y es lógico que se queje.
Primero reacciona aumentando la producción de ácido, lo que provoca problemas de acidez, ardor de estómago y el temible reflujo, que literalmente le quema el esófago.
Y a continuación le sigue la gastritis (inflamación de la mucosa que recubre el estómago) con todos sus molestos síntomas.
La sobremesa y el día después ya no son tan divertidos. Usted mismo se da cuenta de que se ha pasado y descubre la otra cara de la Navidad: hinchazón, dolor en la parte superior del abdomen, gases, flatulencias e incluso náuseas, vómitos y diarreas.
Pero no se preocupe.
Usted puede evitar que los excesos pasen factura a su estómago y disfrutar de estas fiestas sin contratiempos digestivos.
Hoy le traigo un regalo de Navidad muy especial que le ayudará a conseguirlo. Y no será Papa Noel ni los Reyes Magos quienes le libren de los efectos de las comilonas navideñas, sino la naturaleza con su inmenso poder curativo.
Su estómago realiza una variedad de funciones, incluyendo descomponer los alimentos y exponerlos a los ácidos que segrega para facilitar el proceso digestivo. En condiciones normales, él mismo es capaz de mantener su integridad, defendiéndose y reparándose cuando hay factores que lo desestabilizan (alcohol, medicamentos, bacterias…).
Pero durante las navidades la acumulación de comidas copiosas y mucho más calóricas de lo habitual acaban deteriorando la mucosa que recubre sus paredes, lo que se traduce en malestar digestivo.
Ante este panorama, desgraciadamente muchas personas antes de las fiestas y celebraciones deciden tomar omeprazol, creyendo que así tendrán vía libre para cometer excesos y evitar los problemas digestivos.
Un grave error.
El omeprazol es un protector gástrico y antiácido de venta sin receta y el medicamento más consumido en nuestro país (¡un 10% de la población lo toma a diario!). (1)
Al ser un inhibidor de la bomba de protones (IBP), actúa reduciendo de manera considerable la cantidad de ácido gástrico producida en el estómago. Pero el problema reside en que los ácidos que se suprimen con este medicamento ¡están ahí por algo! Y eliminarlos, aunque mucha gente lo desconoce, puede acarrear graves consecuencias:
¿Alguna vez pensó que el omeprazol pudiese ser tan dañino?
Afortunadamente usted ya no lo va a necesitar nunca más.
El complemento nutricional que quiero que conozca combina cuatro plantas que ayudan al estómago a realizar sus funciones a la perfección y de forma completamente natural, previniendo los problemas de acidez, el ardor de estómago y la gastritis.
Y, como actúa de base, no solo será efectivo durante las próximas fiestas navideñas. Si lo toma de forma continuada sus asombrosos efectos también mantendrán su estómago a salvo durante el resto del año.
Estas son las plantas más eficaces para su salud digestiva y que encontrará en el complemento del que le hablo:
Las semillas del fenogreco (Trigonella foenum-graecum L.) contienen multitud de nutrientes y principios activos (en especial mucílagos, lípidos, flavonoides y saponinas esteroideas) que lo convierten en un potente antiinflamatorio y analgésico en caso de gastritis. (2)
Tanto es así que en caso de ulceras gástricas, comparado con el omeprazol el fenogreco ha demostrado ser más eficaz (aparte, por supuesto, de inocuo) para proteger la mucosa gástrica y prevenir y reducir las lesiones ulcerosas. (3)
La melisa (Melissa officinalis) o toronjil se cultiva desde la antigua Grecia por sus propiedades digestivas. Su acción terapéutica como sedante natural y espasmolítico resulta de especial interés cuando el estrés es uno de los factores desencadenantes o agravantes de los problemas digestivos (esa sensación de que los nervios “se agarran al estómago”). (4)
Las investigaciones científicas sobre la melisa son tan rotundas que la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otros organismos sanitarios aconsejan su uso en el tratamiento sintomático de los trastornos digestivos, como el dolor, los espasmos gastrointestinales y la hinchazón abdominal. (5) (6)
El diente de león (Taraxacum officinale) es bien conocido por sus propiedades diuréticas. A nivel renal, al aumentar la diuresis, favorece la eliminación de líquidos retenidos y de toxinas. A nivel digestivo, aumenta la producción y secreción de bilis, lo que resulta especialmente útil para ayudar a digerir comidas copiosas ricas en grasas (¡muy típicas de estas fechas navideñas!). (7)
Además, la raíz del diente de león produce insulina y azúcares complejos, así como sustancias que favorecen la multiplicación de bacterias intestinales beneficiosas. Varios ensayos clínicos preliminares indican que el diente de león podría calmar los retortijones y aliviar el estreñimiento y la diarrea. (8) (9) (10)
Las hojas de esta planta (Salvia officinalis) han sido utilizadas terapéuticamente desde la antigüedad (su nombre proviene del latín salvare, que significa salvar o curar).
En la actualidad están indicadas en caso de inflamación y en trastornos digestivos como acidez o distensión abdominal, así como por su acción laxante y antiespasmódica en los músculos del estómago y los intestinos. Calma los retortijones y desempeña un papel gastroprotector, siendo particularmente eficaz contra la hinchazón abdominal y los gases intestinales. (11)
“¡Todos para uno, uno para todos!”
Artículos relacionados