Hace unos días podía leerse el siguiente titular. (1)
“La OCU advierte sobre la baja calidad nutricional de los fideos instantáneos”
Y continuaba: “Un estudio sobre 45 productos revela que tienen un escaso aporte alimenticio, una pobre degustación y demasiados aditivos innecesarios”.
En realidad no hay nada malo en el estudio de la OCU ni tampoco en el titular. Que los fideos instantáneos son una basura nutricional está fuera de toda duda. Pero me hizo cierta gracia el titular, como si alguien pudiera albergar la esperanza de que fueran saludables, y de pronto le descubrieran que no es así.
Seguro que sabe qué son los fideos instantáneos. (Si no lo sabe; mejor; señal de que nunca los ha comido). Son esos fideos secos que vienen en un bote de plástico o en una bolsa acompañados de un sobrecito con condimentos. Y son el salvavidas de muchos cuando el hambre aprieta y el tiempo escasea. Se abre el bote, se añaden los polvitos del sobre, agua caliente y ya está el plato listo.
Fácil, rápido, socorrido y muy barato… ¿pero realmente alguien pensaba que fueran buenos?
La verdad es que estos fideos están lejos de ser una comida saludable.
Ya lo dice la OCU en su estudio: “Lamentablemente, su calidad deja mucho que desear”. (2)
33 de los 45 productos analizados por la OCU no superan el aprobado y los pocos que lo hacen siguen resultando mediocres. Y es que la gran mayoría comparten un escaso aporte nutricional, demasiados aditivos y un pobre sabor.
En lo que respecta a su aporte nutricional, es el propio de la pasta de los fideos y poco más. Por lo tanto, muy escaso, como continúan desgranando: de media, 119 kcal por cada 100 gramos, un 16% de hidratos de carbono, un 5% de grasa (que en 30 productos es además saturada, por el aceite o manteca de palma) y apenas un 2,7% de proteínas, incluso en los productos que se acompañan de pollo, carne o pescado.
Algunos productos tienen, además, un alto contenido en sal, superior al 1,25%.
En definitiva, concluye la OCU: “los fideos instantáneos resultan insuficientes para completar el aporte nutricional básico de una comida”.
Lo que sí tienen -y de sobra- son aditivos, hasta 10 en algún caso. Según el informe, “los potenciadores del sabor y los colorantes enmascaran la falta de ingredientes”. Además, en 5 de ellos se ha encontrado un aditivo “a evitar”, el colorante E150c (caramelo amónico), ya que puede contener dos sustancias no deseadas: el THI inmunotóxico y el 4-MI, sospechosos de ser cancerígenos.
En fin, poco más que decir sobre estos fideos instantáneos.
Los alimentos ultraprocesados son justo lo contrario de lo que es comida real, que es en la que debería basarse una dieta saludable.
No solo son resultado de un procedimiento industrial, sino que se elaboran a partir de ingredientes procesados y no contienen ingredientes frescos.
Por eso siempre le animamos a reducir al máximo el consumo de alimentos ultraprocesados. Optando en su lugar, siempre que sea posible, por alimentos frescos, de temporada y ecológicos, que además tengan su origen lo más cerca posible de su lugar de residencia. Cuanto menos manipulados estén, más sanos serán.
Pero reconozcamos que es muy difícil alimentarse exclusivamente de alimentos frescos. Muchas veces es inevitable acudir al supermercado.
Pero ¡cuidado! Un estudio realizado en Nueva Zelanda confirmó que en los supermercados el 80% de los alimentos envasados son ultraprocesados. (3)
Y no hay que fiarse de la apariencia de “saludable” que tenga el envase, pues de ello se ocupan los expertos de marketing de las multinacionales de alimentación. Por eso es necesario leer bien la etiqueta y elegir aquellos productos que tengan menos ingredientes, pues por lo general serán más saludables.
Los alimentos ultraprocesados causan estragos en nuestra salud y aumentan las enfermedades y las muertes.
De hecho, la lista de problemas ocasionados por la afición a estos falsos alimentos es enorme… incluyendo la muerte.
Y no es hablar por hablar.
Según un estudio publicado en BMJ, el consumo diario de cuatro o más raciones de alimentos ultraprocesados se asocia a un aumento del 62% del riesgo de mortalidad por cualquier causa. Cada ración adicional de ultraprocesados aumenta ese riesgo en un 18%. (4)
Desde luego no dan ganas de tomar fideos chinos instantáneos…
Y las enfermedades a las que se relacionan (y que USTED corre el riesgo de sufrir cuando los come) son impactantes:
Es una realidad: los alimentos ultraprocesados destrozan el cuerpo y el cerebro.
Y por ello no nos cansaremos de animarle a que los destierres de su dieta.
Artículos relacionados