Si lee la composición de un alimento procesado, de cualquiera de los que compra en el supermercado, verá que junto a los ingredientes fácilmente reconocibles (huevo, harina, carne de vacuno… lo que sea según el caso), hay otros ingredientes más difíciles de descifrar.
Son los conservantes, colorantes, emulsionantes, espesantes, estabilizantes, edulcorantes, acidulantes, antiaglomerantes, antiespumantes, potenciadores de sabor y otras sustancias, todas ellas conocidas de forma global como aditivos. Carecen de valor nutritivo, y se añaden a los alimentos con el fin de aumentar su conservación o mejorar sus cualidades de cara al consumidor, para que resulten más atractivos (un bizcocho industrial más esponjoso, un plato precocinado con más sabor, una mermelada con un color más intenso…).
Hay aditivos completamente inocuos, otros ante los que hay que tener precaución y otros que claramente hay que evitar tomar, pues son perjudiciales para la salud.
Los aditivos que se usan en la Unión Europea deben haber sido evaluados y autorizados. La actual legislación sobre aditivos es del año 2008, y continuamente se están llevando a cabo modificaciones, aprobando nuevos aditivos o nuevos usos de los ya existentes, prohibiendo otros, modificando sus valores límite (es decir, la ingesta diaria máxima admisible)…
Pero si piensa que el hecho de que hayan sido autorizados por la Unión Europea debería darle tranquilidad a la hora de consumirlos, desgraciadamente está muy equivocado.
La alimentación moderna aporta fácilmente una dosis de fósforo cuatro veces superior a la recomendada. A estos niveles, el fósforo se convierte en un veneno que aumenta de manera considerable el riesgo de sufrir enfermedades del corazón, de los huesos y de los riñones.
Los aditivos fosfatados están permitidos por Europa, y nos los encontramos enmascarados en multitud de alimentos de consumo diario (refrescos, quesos, lácteos, embutidos, surimi, productos de panadería…).
Europa, consciente del problema, ha decidido volver a evaluar estos aditivos antes del 31 de diciembre… ¡de 2018! Mientras tanto, los fabricantes siguen añadiéndolos a los productos y los consumidores tomándolos, cuando lo cierto es que concretamente al menos ocho aditivos con fosfatos deberían estar radicalmente prohibidos (y probablemente pasarán a estarlo a partir de 2018).
Para que usted pueda dejar de envenenar a su organismo con estos ocho aditivos con fosfatos (sin tener que esperar la decisión de los tecnócratas de Bruselas prohibiendo a los fabricantes añadirlos), le vendrá muy bien tener a mano esta lista, para que al ir a al supermercado no meta en el carro los alimentos que los contienen:
Esta lista procede del número del mes de septiembre de Los Dossiers de Salud, Nutrición y Bienestar, en el que Thierry Souccar examina a fondo los aditivos más utilizados por la industria agroalimentaria y le proporciona una lista cerrada de 20 aditivos malos para la salud, para que usted sepa por qué son perjudiciales y en qué alimentos se encuentran, de forma que pueda evitar o limitar los productos que los contienen y así ahorrar a su organismo esas dosis camufladas de “veneno”.
Le recuerdo que este jueves 3 de septiembre a las 23:59 cerramos la lista de envío de este nuevo número de Los Dossiers de Salud, Nutrición y Bienestar dedicado a los aditivos, así que si le interesa recibirlo, deberá apuntarse cuanto antes. Pasado ese momento, ya será demasiado tarde, pues nuestro sistema automático cierra la lista de envíos a esa hora, para que los suscriptores puedan recibir la publicación en sus e-mails puntualmente y sin contratiempos.
Y es que los aditivos con fosfatos son sólo la punta del iceberg de todos los aditivos que debe evitar o al menos limitar.
Piense que no todos los fabricantes usan aditivos, ni los que lo hacen usan los mismos ni en las mismas cantidades. Por ello, como consumidor responsable, puede hacer mucho por su salud desterrando de su dieta y de la de su familia los productos que contengan más aditivos, en mayor cantidad o directamente que incluyan algunos de los aditivos que son claramente perjudiciales.
Además, tenga en cuenta que, aunque un aditivo esté autorizado, existe una cantidad máxima diaria que se puede ingerir. Y los aditivos que contienen unos y otros alimentos van sumando, por lo que es perfectamente posible que a base de ir sumando cantidades repartidas en distintos productos, sobrepase la dosis diaria máxima en algunos de ellos.
Le aseguro que el Dossier “20 aditivos en los alimentos que debe evitar” vale la pena. A mi juicio, es la guía más útil, rigurosa y realista que existe para realizar la compra diaria con inteligencia, ayudándole a evitar o limitar el número y la cantidad de aditivos que ingiere sin darse cuenta.
Con este Dossier en sus manos, podrá hacer su propia “lista negra” de aditivos y llevarla al supermercado al hacer la compra, para apartar de su mesa colorantes, potenciadores de sabor, edulcorantes y tantos otros aditivos que ha quedado demostrado científicamente que son perjudiciales para la salud (algunos de ellos son incluso genotóxicos, es decir, susceptibles de dañar el código genético y de favorecer el desarrollo del cáncer).
Por eso le animo a apuntarse ya mismo a la lista para asegurarse de que usted también lo recibirá.
Haga clic en este enlace para inscribirse y poder recibirlo.
Artículos relacionados
Me parece muy bien toda su información. De esta forma estamos más cerca de la buena salud si nosotros hacemos nuestra parte.
Un saludo
Todos sus artículos son muy interesantes y sirven muchísimo para ponerlos en práctica en la vida diaria.
Mil gracias por compartir todos estos temas.
Pues a mí esto me parece una chorrada y una pérdida tiempo.
Saludos
Los gobiernos y los ministerios de sanidad, tendrían que ser los garantes de nuestra salud. Tendrían que vigilar por nuestra salud y obligar a los fabricantes a que produzcan buenos alimentos, nutritivos e inocuos para la salud, multar y cerrar sus instalaciones si lo que pretenden es hacer grandes fortunas a cambio de la salud de las personas.