Conozca varias estrategias de lo más efectivas -y muy sencillas de seguir- para hacer frente al frío.
Además de ser un gran aliado de la salud, la actividad física permite entrar en calor de manera natural.
Esto se debe a que, al hacer ejercicio, los músculos se contraen y buena parte de la energía necesaria para que esto ocurra se disipa en forma de calor.
En otras palabras: el esfuerzo físico produce una reacción metabólica con la que aumenta la temperatura corporal.
Eso sí, si usted prefiere hace ejercicio al aire libre, debe tomar ciertas precauciones frente al frío.
Por un lado, respecto a la ropa, conviene contar con tres capas. La primera, la que está en contacto con la piel y conserva el calor, tiene que ser de materiales transpirables.
La segunda, de función aislante, interesa que sea de lana y, por último, la tercera debe ser impermeable, ya que es la más exterior y la que protege del viento y la lluvia.
Asimismo, no hay que olvidarse del calzado, que también tiene que ser impermeable y aislante. Y lo mismo con los guantes, el gorro o la bufanda, necesarios para proteger partes del cuerpo especialmente delicadas ante las bajas temperaturas.
Por último, una vez terminada la sesión de ejercicio debe cambiarse de ropa lo antes posible para que el sudor no se enfríe y aumente la humedad.
Si durante la práctica del ejercicio nota algún escalofrío debe estar atento, ya que se trata de un síntoma de hipotermia.
Otras señales que alertan de esta rápida pérdida de calor corporal son la somnolencia, la desorientación, las dificultades a la hora de hablar o el pulso débil.
Si percibe varios de estos síntomas o siente que las temperaturas son demasiado frías, no lo dude e interrumpa la sesión. En los días especialmente fríos es mejor acortar el entrenamiento antes de que su salud pague las consecuencias.
Además, a partir de los 15 minutos de ejercicio el cuerpo ya empieza a entrar en calor, por lo que no necesita que la actividad física se prolongue mucho tiempo.
Tomar algo calentito al llegar a casa, después de haber hecho un poco de ejercicio, es lo mejor para terminar de entrar en calor.
En este sentido, los purés y las sopas son siempre un acierto porque calientan al tiempo que ofrecen nutrientes muy beneficiosos. Por ello son platos ideales para las épocas de frío.
Y entre los alimentos que no deberían faltar en esos platos están los puerros.
Esta verdura destaca por ser rica en minerales y ofrecer un gran aporte del flavonoide kaempferol, de propiedades antioxidantes, así como de vitamina K, muy beneficiosa para los huesos. Y lo mismo ocurre con los carotenoides luteína y zeaxantina, esenciales para la salud ocular.
Asimismo, junto a los puerros nada mejor que la calabaza, rica en vitaminas A y C, entre muchos otros antioxidantes.
Elaborar esta deliciosa crema de puerros y calabazas es muy sencillo.
Primero lave bien los puerros y las calabazas (siempre de origen ecológico y procedentes de cultivos de proximidad) y córtelas en trozos pequeños.
A continuación, caliente los puerros a fuego lento e incorpore las calabazas, además de 5 dientes de ajo y 1,5 litros de agua.
Cocine todo durante una media hora y siempre con el fuego bajo, ya que las altas temperaturas destruyen sus nutrientes tan beneficiosas para la salud.
Por último, incorpore la mezcla en una licuadora y añada agua al gusto para darle la consistencia que desee.
Con esta receta, después de una breve sesión de ejercicio, ¡no habrá frío que se le resista!
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