Hoy deseo compartir con usted una información que acabo de leer en exclusiva y que forma parte del contenido del próximo número de Plantas & Bienestar, ya que uno de sus artículos ha llamado especialmente mi atención.
Bajo el título “Comer compulsivamente: cuando la relación con la comida esconde un problema”, este artículo ayuda a entender cómo el estrés y el cansancio forman una combinación explosiva que puede desembocar en un ansia por comer, a veces incluso de forma compulsiva.
No estamos hablando de gula, sino de compulsiones alimentarias, que es como se denomina el impulso irrefrenable por comer.
Otras veces lo que está detrás es un problema de glucemia, de ligera depresión, alguna carencia alimentaria, una candidiasis…
Veamos por ejemplo el caso de Celia. Para ella todo lo dulce se convierte en objeto de deseo: chocolate, helados, galletas, bollería, pasteles… En el trabajo siempre tiene a mano bollos y chocolate, que necesita para paliar el hambre y no quedarse dormida. Ella misma reconoce que está “enganchada” al dulce.
Miguel es más de salado; su placer oculto son los snacks salados y todo tipo de tentempiés. Bolsas de patatas fritas, embutidos, cacahuetes tostados y salados… Es como una llamada irresistible de su estómago, al que echa toda la culpa. ¿Y qué hay de Carmen? Su caso es aún peor, porque podría pasarse comiendo todo el día, ya que necesita tener el estómago siempre lleno porque así es como se siente mejor. Pero es un placer muy efímero, ya que esta situación le hace sentirse culpable.
Comer compulsivamente es un problema terrible para quien lo sufre.
Todos conocemos a alguien como Celia, Miguel o Carmen. O quizá usted mismo, aunque no en un grado tan acentuado, se reconozca en alguno de estos comportamientos.
Volver a tener una relación sana con la comida es perfectamente posible, y además los efectos en la salud son inmediatos. Pero primero hay que tener bien claro qué hay en el origen de cada caso concreto, pues sólo así se puede seguir un plan para atajar el problema que de verdad funcione.
Y eso es de lo que trata el artículo del próximo número de Plantas & Bienestar del que le hablaba.
Leyéndolo, es fácil identificar qué le pasa a Celia, a Miguel y a Carmen. Porque hay una lista de síntomas muy concretos que llevan paso a paso hasta el origen del problema.
Y, como una vez identificado, es cuando toca actuar. Con una premisa importante: nada de culpabilizarse ni avergonzarse. Simplemente hay que ponerse en manos de nuestro experto naturópata Nicolas Wirth, que le irá guiando por lo que deberá hacer centrándose en tres puntos clave:
En la elección de las plantas, su forma de uso y su dosificación reside en gran parte el secreto de este enfoque.
Por ejemplo, en caso de ansias por la comida que tienen su origen en una hipoglucemia, nuestro experto le aconsejará tomar gymnema (Gymnema sylvestris), pues elimina el interés de las papilas por el sabor dulce, así como bardana (Arctium lappa), diente de león (Taraxacum officinalis) y ortiga (Urtica dioica), que juntas regulan la glucemia y limitan las compulsiones alimentarias.
No se preocupe, en el artículo verá explicado cómo utilizar cada una de ellas y la posología exacta para que el plan de acción sea un éxito. Además es facilísimo de seguir.
Yo he tenido la suerte de poder leer antes que nadie este artículo de Plantas & Bienestar porque estamos preparando el ejemplar completo para enviarlo a la imprenta. Lo haremos el próximo día 8, para tenerlo a punto para que lo reciban a tiempo todos los suscriptores de la publicación.
Por eso, si usted también quiere recibirlo, deberá darse prisa y pedirlo antes de ese día. Es más; para que no se le pase y pueda quedarse sin él, yo le aconsejaría pedirlo ahora mismo, y será el primero de su suscripción anual a la Plantas & Bienestar.
En el artículo encontrará plantas como la gymnema, la schisandra o el eleuterococo, entre muchas otras, que le permitirán librarse de las ansias por comer según sea el problema que las origina. También aprenderá a “engañar” a su cerebro “alimentándolo” con aceites esenciales. Pero además identificará las cuatro reglas de oro básicas que debe poner en marcha desde ya mismo si quiere vencer las compulsiones alimentarias, ya que tras ellas se esconden hábitos de vida nocivos que hay que erradicar. ¡Es hora de ponerse manos a la obra!
Por supuesto, este artículo que ayuda a dejar de lado para siempre las compulsiones alimentarias no es lo único que encontrará en su primer número. También descubrirá:
También en el número de Plantas & Bienestar de marzo:
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