Estamos a dos semanas escasas de que empiecen a dispararse los casos de gripe en nuestro país. Eso ocurrirá muy probablemente a partir de la semana 50 del año (es decir, la que empieza el día 8 de diciembre). A partir de ese momento comenzará la fase de ascenso de la onda epidémica, que seguramente alcanzará el pico máximo a finales de enero, y después irá descendiendo paulatinamente hasta que la gripe vuelva a tener de nuevo valores pre-epidémicos, lo que ocurrirá ya en febrero.
Estas fechas corresponden exactamente a la actividad de la gripe el año pasado, y muy probablemente se repetirán éste, pues la gripe sigue un patrón temporal muy similar todos los años.
¿Significa eso que siempre es la misma gripe?
En absoluto. Ahora le contaré por qué. Pero antes déjeme decirle que la gripe estacional no es ninguna tontería. Cada año mueren por su culpa sólo en nuestro país unas 3.000 personas, y muchas más la padecen (entre el 5 y el 15% de la población), algunos postrados en sus camas y otros muchos ingresados en hospitales. Y aunque las personas mayores son uno de los grupos de mayor riesgo, el año pasado sin ir más lejos hubo en nuestro país un exceso de mortalidad al inicio del invierno en el grupo de edad de 15 a 64 años, curiosamente el que suele ser de menor riesgo. Así que conviene no confiarse.
A dos semanas vista de que empiece la epidemia, me siento en la obligación de alertarle para ayudarle a defenderse. ¿Pero a defenderse exactamente de quién…?
Déjeme que le presente al virus de la gripe:
El virus de la gripe que ataca todos los años no es un solo virus, sino unos 300 virus distintos. Existen tres tipos de virus gripales, A, B y C, divididos a su vez en subtipos. El virus A es el principal causante de las epidemias que se producen cada año, el B se presenta generalmente en brotes más localizados y el C sólo provoca infecciones poco importantes y en casos aislados.
Además, los virus no dejan de mutar, no ya de año en año, sino incluso más veces a lo largo de una sola temporada. Así que se trata de un enemigo altamente ofensivo y tremendamente ingenioso, capaz de copiar el material genético de las células sanas del organismo en el que se introduce y parasitar las cadenas de producción de proteínas para poder reproducirse en su interior.
La hemaglutina es la “llave maestra” que utiliza. Cuando el virus entra en un organismo sano, busca en la superficie de las células de las mucosas respiratorias la “cerradura” con la que “abrirlas”, que es una molécula llamada “ácido siálico”. Cuando la encuentra, la hemaglutina se une a ella y franquea la “puerta” al virus, que llega al interior mismo de la célula y comienza allí toda su actividad infecciosa en el organismo al que ha llegado.
Y todo eso comienza con un simple estornudo o tos de una persona ya infectada…
El virus de la gripe es algo así como un “supervirus mutante”. Para cuando una persona infectada ha desarrollado anticuerpos que le protegen (y que impedirían volver a contagiarse de ese virus durante un tiempo), el virus ya ha cambiado y esa persona ya no tiene protección.
Si el virus de la gripe fuera el malo de una película de superhéroes yo no apostaría a que al final ganaran los buenos…
Y eso que miles de médicos e investigadores repartidos por todo el mundo y conectados entre sí (por países, por continentes y finalmente reportando a la Organización Mundial de la Salud –OMS-) conforman una inmensa red de vigilancia epidemiológica y clínica con un único objetivo: seguirle de cerca la pista para identificar patrones de la enfermedad con los que intentar sacarle ventaja y predecir cómo será la enfermedad al año siguiente.
Con ello pretenden –ilusamente, se lo digo ya- crear una vacuna efectiva de cara a la siguiente temporada.
Todos los años, expertos de la OMS intentan anticiparse a los nuevos disfraces del virus. Recopilan los datos procedentes de los 110 centros centinela de vigilancia epidemiológica de la gripe repartidos por todo el planeta e intentan predecir cómo será el virus de la próxima gripe estacional. Una vez identificada la composición probable del virus, escogen los antígenos que van a formar la vacuna. Esta decisión se toma todos los años en febrero y afecta a la vacuna del siguiente año.
El problema es que los investigadores que tienen la difícil tarea de determinar la naturaleza de la futura vacuna tienen un riesgo elevado de equivocarse.
¿Cree que aciertan cuando diseñan la vacuna, esa que anuncian todos los años a bombo y platillo y que supone la gran apuesta de salud colectiva frente a la gripe? Desgraciadamente, una de cada dos veces, las cepas del virus que se han integrado en la vacuna no son las que acaban circulando.
Si quiere saber mi opinión, sin pelos en la lengua, pienso que la vacuna de la gripe es uno de los mayores fiascos de la medicina moderna.
Y para que no me acusen de alarmista basta que analicemos lo que pasó en España el año pasado con la vacuna y con los casos de gripe. Lo que voy a contarle son datos reales, públicos y que puede consultar en fuentes de acceso general, pero de los que no hablan los organismos de sanidad cuando muy ufanos presentan sus campañas de vacunación contra la gripe:
La OMS recomendó que la vacuna para la temporada 2013-14 tuviera estas tres cepas:
Con esa recomendación se fabricó la vacuna que recibieron miles y miles de personas el año pasado por estas fechas. ¿Y qué ocurrió? Pues que algunos de los virus gripales que circularon por España durante la temporada efectivamente habían sido incluidos en la vacuna, pero también circularon con fuerza los virus B del linaje Victoria, que no estaban cubiertos por la vacuna, porque los investigadores habían apostado en su lugar por el linaje Yamagata.
¿Consecuencia? El 33% de los pacientes graves hospitalizados por gripe en España (muchos de ellos en la UCI) y, lo que es peor, el 39% de los fallecidos, se habían puesto la vacuna, una vacuna que aunque creían les protegía sin embargo no sirvió absolutamente para nada.
Porque teniendo en cuenta la mutación del virus y la pérdida de eficacia del sistema inmunitario de las personas con la edad, la única realidad estadística es ésta: en el mejor de los casos, las vacunas en las que invierten tanto dinero y esfuerzo las autoridades sanitarias servirán para proteger frente al 50% de las afecciones respiratorias susceptibles de afectar a cada persona cada invierno, y en el peor… ¡apenas a un 10%!
Por ello, y tanto si este año usted se ha vacunado como si no lo ha hecho, le recomiendo que ponga manos a la obra para plantarle cara a la gripe. Y por ello le hablaba antes de que me sentía en la obligación de alertarle.
Los suscriptores de Los dossiers de Salud, Nutrición y Bienestar siguen desde principios de mes un plan de acción específico para enfrentarse a la gripe, a base de vitaminas, “bacterias buenas” y la alimentación adecuada. Empezar a principio de noviembre es lo óptimo para estar en plena forma cuando el virus de la gripe comience a actuar. Pero aún está a tiempo. Quedan dos semanas, un tiempo todavía razonable para preparar a su organismo frente al “virus mutante” del que le he hablado.
Si quiere sumarse usted también a nuestro plan de acción frente a la gripe, tiene una nueva oportunidad de hacerlo.
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¿Se ha vacunado este año contra la gripe? Después de lo que le he contado, ¿qué piensa de la campaña anual de vacunación? Le invito a compartir su opinión con el resto de lectores de www.saludnutricionbienestar.com dejando un comentario un poco más abajo.
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