Estimado Amigo,
Hace unos días nevó en Bordablanca, como si con esos primeros copos el invierno nos estuviera anunciando su inminente llegada. Las temperaturas cayeron en picado, obligándonos a desempolvar los abrigos, las bufandas y los gorros de lana que habían estado guardados en el armario durante meses.
¿Y las plantas? ¿Cómo soportan el frío?
Pues, verás, ellas no tienen abrigos ni gorros, pero la Naturaleza es sabia.
En general, las plantas pequeñas soportan bastante bien el frío, aguantan mejor el azote del viento y aprovechan más eficientemente el calor del suelo.
Por otra parte, muchas especies tienen la superficie de sus tallos y hojas recubiertas de pelitos que les ayudan a mantener la temperatura adecuada para sobrevivir.
Otra de sus estrategias frente al frío es oscurecer su pigmentación para absorber mejor los rayos del sol. Y hay algunas plantas que hibernan como los osos o las marmotas. Es lo que se llama, y nunca mejor dicho, “reposo vegetativo”.
Cuando esto sucede, las plantas suspenden su actividad y, al aumentar la concentración de sus jugos celulares y espesarlos, endurecen los órganos internos y los vuelven más resistentes al frío.
Debido a estas interrupciones que se producen en el crecimiento de estas plantas, sus ciclos vitales se alargan en el tiempo. Esta es la razón por la que las especies vegetales de los climas fríos viven mucho más tiempo que las que se desarrollan en zonas cálidas. Un ejemplo de este fenómeno son los arbustos de la tundra, que pueden llegar a vivir hasta 200 años.
Precisamente, para aprovechar este periodo de letargo, en Bordablanca nos dedicamos a preparar la finca para la primavera.
Podamos árboles y arbustos y eliminamos todas las ramas viejas o improductivas. Y como fieles defensores de la economía circular, picamos todos estos restos vegetales y los convertimos en abono en nuestra planta de compostaje.
Además, dedicamos todos estos meses de invierno a labores de mantenimiento: limpiamos los secaderos, los desinfectamos, reparamos máquinas, preparamos la tierra para la siembra…
Para llevar a cabo esta última labor contamos con la ayuda de la nieve y el hielo, que rompen la tierra y la esponjan. Además, el frío elimina muchos insectos y bacterias dañinas.
También es la época en la que plantamos las semillas en nuestro invernadero. Así, cuando llega la primavera contamos con plantas y esquejes que trasplantamos a las parcelas donde se desarrollarán hasta el momento de su recolección.
Como ves, en invierno, llueva, nieve o hiele, tampoco paramos.
Y hablando del frio, ¿no crees que es el momento ideal para saborear una Tisana Bio calentita que nos entone el cuerpo y cuide de nuestra salud?
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