Serotonina, dopamina, endorfinas y oxitocina. ¿Ya conoce las hormonas de la felicidad y cómo estimular su producción? Se lo contamos aquí.
¿Y si le dijese que algo tan sencillo como pararse a pensar en cada uno de los pequeños logros del día a día mejora notablemente los niveles de dopamina, una de las hormonas de la felicidad?
¿O que realizar un acto de generosidad hacia algún vecino, conocido, familiar o amigo, por pequeño que sea, puede disparar sus niveles de oxitocina, la conocida como “hormona del amor”?
Esta, al igual que las endorfinas, otras hormonas vinculadas al bienestar, son sustancias más potentes incluso que muchas de las drogas químicas conocidas.
De hecho, el descubrimiento de todas ellas ha supuesto un hito en la medicina (en particular desde el campo de la psiconeuroinmunología) por los beneficios que suponen para la salud.
Y es que la oxitocina, conocida particularmente por el papel que juega en las mujeres durante el parto, influye de forma directa sobre la actividad del sistema nervioso vegetativo e interviene en procesos fisiológicos y procesos cerebrales.
Entre otros beneficios directos, este neuropéptido -al mismo tiempo hormona y neurotrasmisor-, disminuye la tensión arterial y el ritmo cardíaco, alivia la tensión muscular, mejora la cicatrización y aumenta el umbral del dolor (algo básico durante el alumbramiento).
Pero no solo eso: también interviene en la absorción nutricional que se produce a nivel intestinal y en la liberación de otras hormonas necesarias para una correcta función vital.
En definitiva, se trata de una hormona crucial para el bienestar. Así que ya se puede imaginar qué ocurre cuando falta.
Para potenciar los niveles de estas hormonas son suficientes gestos muy sencillos, los cuales le he resumido el cuadro recopilatorio que encontrará al final de este texto.
En concreto, en el caso de la oxitocina basta:
En definitiva, casi cualquier situación que haga experimentar placer y bienestar permite estimular la producción de oxitocina.
Pero en realidad igual de importantes para el estado de ánimo y la salud en general son la dopamina, la serotonina y las ya vistas endorfinas. No en vano junto a la oxitocina son conocidas como el “cuarteto de la felicidad”.
Las últimas, las endorfinas, se consideran la “morfina natural”del organismo, dado que actúan como un potentísimo analgésico.
Y, de acuerdo con la investigación científica, hay dos maneras muy curiosas de activar su producción: una es comer alimentos extremadamente picantes y, la otra, ver películas tristes.
Pero no se preocupe, más abajo encontrará otras formas mucho más placenteras de impulsar la producción de estas hormonas.
Respecto a la serotonina, una hormona que fluye al sentirse acompañado y querido (por ello su falta se vincula a la sensación de soledad e incluso a la depresión), la mejor forma de optimizarla es con recuerdos felices.
Ahora bien, también hay otras estrategias útiles como exponerse a la luz solar, recibir masajes y realizar ejercicio físico moderado (verá más en el cuadro final que le digo).
Y, ya por último, la dopamina. Esta es la hormona que tradicionalmente se ha relacionado con el placer sexual, pero no solo eso: también se le atribuye una cuota de responsabilidad en las adicciones.
En realidad, además de con el sexo los niveles de esta hormona se disparan ante cualquier reto u objetivo que uno se proponga. Es decir, que se “excita” con la acción en sí misma, incluso con la sola idea de ponerse en marcha.
Por ello la mejor forma de elevar la dopamina es fijarse metas a corto plazo y celebrarlas cuando uno las alcanza (de nuevo, verá más estrategias eficaces más abajo).
Disparar la producción de este cuarteto de hormonas de la felicidad es mucho más fácil de lo que parece. Bastan unos simples gestos de bienestar que hay que poner en práctica a diario.
Aquí va un resumen que espero le resulte útil:
* Si le interesa empezar a trabajar la gratitud, aquí tiene un ejercicio sencillo que le ayudará a comenzar.
** Aquí tiene una fantástica alternativa a los baños de bosque si su movilidad es reducida).
*** Si nunca ha probado a meditar o no tiene mucho tiempo, aquí tiene un rápido pero eficaz ejercicio para arrancar.
¿No le parece que estos son unos “deberes” de lo más placenteros? ¡Ya me contará si empieza a ponerlos en práctica!
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