La agricultura intensiva ha hecho evolucionar de tal forma nuestras frutas y verduras que en la actualidad ya no tienen absolutamente nada que ver con las que comían nuestros abuelos.
Vea la diferencia entre un plátano de los que hoy en día puede encontrar en cualquier supermercado (en la imagen, a la izquierda) y un plátano salvaje de Papúa Nueva Guinea (en la misma imagen, a la derecha y más pequeño).
Esos gruesos puntos negros que ve en el plátano salvaje una vez pelado no son más que las pepitas que le permiten reproducirse.
Tanto por la apariencia como por el sabor o el contenido en vitaminas, estos dos tipos de plátano son tan diferentes entre sí como un huevo y una castaña.
Quizá le cueste creerlo, pero en realidad lo que ve en esta otra imagen ¡son berenjenas!
¿No le llama la atención el tamaño de las berenjenas y puerros modernos? Son tan sumamente grandes que a veces incluso cuesta meterlos en las bolsas de plástico de la sección de frutería.
En otro tiempo la berenjena era una hortaliza del tamaño de un huevo. De hecho, los americanos todavía la conocen por el nombre de eggplant (“planta huevo”). Pero hoy en día más bien debería llamarse “huevo de dinosaurio mutante”, dadas sus dimensiones.
Lo del maíz es un verdadero escándalo. No consigo entender siquiera cómo hay gente que sigue creyendo que la carne de las aves de corral engordadas con grano (maíz) es más natural y mejor para la salud.
Al principio, el maíz era apenas un poco más grande que una espiga de trigo.
No fue sino a fuerza de selección, clasificación, manipulación e hibridación que hemos llegado a las enormes espigas de hoy en día, gigantescas y de un amarillo eléctrico, casi fluorescente.
Y no hablemos de sus carnosos granos, embebidos de plaguicidas como el DDT (dicloro difenil tricloroetano), el Roundup (glifosato) y otros agentes defoliantes (que provocan la caída de las hojas).
Sucede lo mismo con las manzanas de la década de 1950. ¿Es acaso la misma fruta que podemos comprar actualmente en cualquier supermercado?
Las manzanas de aquella época eran con frecuencia pequeñas, arrugadas, deformes y rasposas. Asimismo, eran ácidas, pero también incomparablemente más ricas en vitaminas y minerales que cualquier manzana que podamos comprar hoy en día.
En 1950 una manzana de la variedad Croncels contenía ¡hasta 100 veces más! de vitamina C que una manzana Golden actual. (1)
Pero esto no debería sorprendernos. Piense en esas manzanas gigantes de las estanterías, más grandes que una bola de petanca, todas con las mismas dimensiones, el mismo color, la misma piel gruesa… ¡y la misma pulpa insípida!
Lo peor de todo es que este fenómeno se repite en la mayoría de frutas y verduras. En sólo 50 años su contenido en vitamina A, fósforo, calcio, hierro, magnesio, potasio y ácido ascórbico se ha reducido a la mitad, a la tercera o incluso a la quinta parte, según el caso.
Qué decir de las patatas, por ejemplo. Entre 1951 y 1999 perdieron el 100% de su contenido en vitamina A (de especial importancia para la vista) y el 57% de su vitamina C, de acuerdo con un estudio canadiense. (2)
Y otro estudio americano ha demostrado que en 51 años estos tubérculos también perdieron el 47% de su contenido en cobre, el 45% de su hierro y el 25% de su calcio.
Por su parte, el brécol, famoso por su riqueza en antioxidantes, ha perdido el 80% del cobre y el 75% del calcio que contenía en 1940. Y la misma degradación la encontramos en los tomates: ya en 1991 debíamos comer 10 tomates para obtener el mismo aporte de cobre que ofrecía un único tomate en 1940.
Las cifras son más alarmantes incluso en el caso de la zanahoria. Un grupo de investigadores cifra en un 46% la cantidad de hierro que han perdido las zanahorias “modernas” respecto a las de hace décadas.
Asimismo, en la actualidad las naranjas contienen hasta 8 veces menos de vitamina C y 21 veces menos de vitamina A que las de 1950. Y lo mismo sucede con los melocotones… (1)
Ya ve, la lista es casi infinita.
Llegados a este punto, le recomiendo que vea el siguiente vídeo (en inglés). Es un discurso abrumador de Jimmy Botella, profesor en biotecnología en la Universidad de Queensland (Australia), sobre la evolución de las frutas y las verduras. Puede que quizá se indigne con lo que va a oír, pero le aseguro que también descubrirá muchos datos asombrosos y apasionantes sobre la historia de los alimentos.
A mí me dejó especialmente impactado el ejemplo de la fresa.
Para compensar la pérdida de nutrientes es necesario comer frutas, verduras y hortalizas biológicas. Diversos estudios han demostrado que contienen hasta un 40% más de micronutrientes, lo cual se explica en parte porque son recogidas estando ya maduras.
Pero las frutas y verduras biológicas tienen otra ventaja: también contienen menos agua. Con la misma cantidad de fruta, disfrutará de un 15% más de pulpa y, por tanto, también de micronutrientes.
Además, otra medida con la que se puede compensar el empobrecimiento de los alimentos de hoy en día es tomar un complemento multivitamínico a diario.
Fuentes:
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Es muy interesante que alguien te abra los ojos de lo que está pasando con los alimentos. Gracias
En mi opinión, Uds. denuncian y denuncian situaciones de empobrecimiento nutricional en prácticamente todos los alimentos que consumimos.
Carnes hormonadas, pescado todo contaminado o falto de nutrientes esenciales, frutas, verduras y hortalizas con enormes tantos por ciento menos nutritivos, etc, etc. Pero al parecer, y sin ánimo de defender a nadie, no han caído en la cuenta de que somos 6 mil millones de habitantes en este planeta y que al menos en el mundo occidental la gente come tres veces al día. Los cultivos ecológicos, la pesca artesanal o la ganadería no intensiva, es clarísimo que no dan para todos. Por otra parte el acceso de las grandes poblaciones a todo tipo de alimentos solo ha sido posible gracias a los aumentos de productividad a de la agricultura, la pesca y la ganadería.
Mi crítica a sus planteamientos alarmistas es que no aportan otra solución que la alimentación ecológica, mucho más cara, insuficiente para todos y muy poco desarrollada y el consumo intensivo de complementos vitamínicos y nutricionales de las marcas que Uds. mismos promocionan.
Debieran insistir en enseñar a alimentarse con lo que tenemos al alcance de nuestra mano, no con lo más caro y exclusivo, porque así la gente no podrá atender sus consejos.
Por último quisiera recordarles, que con la alimentación actual y sobre todo con la medicina y farmacología actual, la humanidad goza de una esperanza de vida, (quienes tienen acceso a la medicina y farmacología), como nunca antes.
Los remedios naturales ayudan, seguro, pero lo que de verdad marca la diferencia es la medicina actual.
Propagar lo contrario es engañar a la gente.
Un saludo cordial.
Javier Ch.
Me parece realmente indignante la frivolidad y falta de rigor con los que se trata la mejora genética vegetal por parte de los nutricionistas que parecen estar todos al servicio del gigantesco lobby de la agricultura «ecológica». Es una pena que una revista con tan buenos consejos en otros frentes de la salud, no se nutra de fuentes rigurosas y con base científica en los temas agrícolas. A qué viene hablar del DDT a estas alturas del siglo XXI cuando no se comercializa desde finales de los años 60? De qué quiere el autor que se alimente el ganado si no es con los granos de cereal sano, libre de micotoxinas y productivo que se cultiva actualmente en el mundo? Quiere el autor que sólo tengamos acceso a la fruta y verdura de temporada sin favorecer a los consumidores la variabilidad de alimentos y nutrientes que tiene la sociedad actual? Conoce el autor que los pesticidas actualmente utilizados están sometidos a estrictos controles medioambientales y de salud que garantizan su máxima eficacia y mínimo riesgo en la producción de alimentos?
La falta de rigor en este tema me hace plantearme seriamente seguir suscrito a esta newsletter, y por supuesto si se tratan de la misma manera los temas de salud, entonces entiendo que la falta de rigor también se deben aplicar a ellos…
El discurso, más que referirse a la evolución de los alimentos, es una defensa científica de los alimentos genéticamente modificados como única solución al incremento de la demanda en las próximas generaciones y a la creciente acumulación de pesticidas en la agricultura.
Apoyo totalmente lo publicado. Los análisis no mienten, Una vez más somos gordos y muy mal alimentados nutricionalmente.
Leí un artículo que estamos con los mismos niveles nutricionales en nuestra sangre y carne que en los álgidos tiempos de guerra .Sin mentir es algo alarmante
Mi más sincero agradecimiento a esta revista y a todos los profesionales que hay detrás, porque gracias a ellos y a otros muchos sectores de la sociedad, comprometidos, responsables, coherentes y sin ánimo de lucro, divulgan información que fácilmente puede ser confirmada y documentada.
No podemos dejar de ver la manipulación de las grandes compañías alimentarias y como todo negocio, van en pro de su enriquecimiento económico, aprovechándose de nuestro desconocimiento, ignorancia, abotargamiento mental y desidia. Y ahí andamos la mayoría de las personas, creyéndonos a pies juntillas todo los que nos venden.
De acuerdo que la industria alimentaria «Bio» es otro gran negocio, pero no hay que confundir las cosas, se intenta conectar con la esencia de lo natural. Probablemente, no se investiga lo suficiente y en la dirección adecuada, para generar alimentos que realmente sean nutritivos, en lugar de provocarnos enfermedad.
Creo que el ser humano tiene una capacidad enorme de investigación y crecimiento, y si realmente se lo propusiera, encontraría las herramientas para crear una alimentación saludable y abundante. Pero volvemos al punto de partida, ¿a quién le interesa eso? solo hay que ver cómo está el mundo. Pero eso no quita para abrir los ojos y no caer en el engaño.
Sobre el texto de hoy me ha parecido interesante. Me gustaría me aclarase, (ya que recomienda abrumadamente el video de Jimmy botella) si es defensor de los alimentos modificados genéticamente, ya que se deduce claramente que el sr. botella que aunque lo quiera dejar en duda es defensor. El video me parece poco esclarecedor, continuamente buscando las risas del público. Hubiera sido más interesante algún video con otro científico que esté en contra (que hay muchísimos y muy prestigiosos).saludos