Tras medir los niveles de contaminación de más de 150 países, las conclusiones del informe State of Global Air del Instituto de Efectos para la Salud (HEI, por sus siglas en inglés)(1) son claras: los altos niveles de contaminación suponen la muerte de 6,5 millones de muertes prematuras al año en todo el mundo.
La mayor parte de estas muertes se deben a enfermedades respiratorias, seguidas de enfermedades cardíacas e infartos cerebrales derivados de una contaminación que supera con creces los límites marcados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esos límites están fijados en 10 µg/m3 de media anual para la concentración de PM2,5 (partículas en suspensión, tanto sólidas como líquidas).
Además, el informe señala que este exceso de contaminación ambiental procede tanto del exterior, a consecuencia de las emisiones del transporte, de la industria y de las centrales térmicas, como del interior de las casas. De hecho, la contaminación del aire en el hogar por el uso de combustibles sólidos para cocinar y calentar es uno de los principales factores de riesgo de morbilidad, sólo por detrás de otros factores como el exceso de alcohol, el tabaco, la obesidad o una presión arterial elevada.
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