La edad biológica y la cronológica son diferentes. La primera es la edad que tiene su organismo y depende de factores como alimentación, actividad física, estrés, calidad del sueño o genética. La edad cronológica son los años que tenemos, los que han transcurrido desde nuestro nacimiento.
El envejecimiento suele definirse como una acumulación de daño y pérdida de funciones, lo que conduce a un aumento de la morbilidad (cantidad de personas que enferman en un lugar y un período de tiempo determinados en relación con el total de la población) y la mortalidad. Sin embargo, un estudio ha comprobado que la edad biológica sufre un rápido aumento en respuesta a diversas formas de estrés, que se revierte después de recuperarse de esa fase de tensión(3).
En concreto, los investigadores han descubierto tres eventos que aceleran de modo especial el envejecimiento biológico de nuestro organismo: someterse a una cirugía, el embarazo y el Covid. La conclusión del estudio es que en esos tres casos en concreto el envejecimiento es más prematuro, pero la buena noticia es que luego se pueden “recuperar” los años una vez pasados esos eventos.
Durante esos procesos se envejece biológicamente. Eso sí, una vez la persona ha pasado esos acontecimientos, los efectos se revierten, es decir, se vuelve a tener la misma edad biológica. Esto demostraría que, aunque la edad cronológica no cambia, la biológica es más “elástica”.
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