Si este verano tiene pensado ir a la playa preste especial atención a las medusas, pues una picadura puede aguarle las vacaciones. Ahora bien, si además viajase a Australia y se topase con la Chironex flecker, más conocida como “avispa de mar”, estaría perdido, ya que se trata del animal más venenoso del mundo. Afortunadamente, investigadores genéticos ya están trabajando para crear un antídoto frente a esta picadura, que produce un dolor insoportable y necrosis de los tejidos, lo que puede conllevar un paro cardíaco y la muerte en cuestión de minutos.
Ya se habían desarrollado fármacos para contrarrestar el veneno de esta medusa, pero ninguno evitaba la necrosis. Ahora se ha llevado a cabo una nueva investigación con el CRISPR(1), una herramienta que permite editar el genoma, lo que ha servido para identificar los genes responsables de la toxicidad y después inhibir su acción para crear un antídoto más resistente.
Ya se han realizado las primeras pruebas y los resultados son muy satisfactorios, ya que evita la muerte del tejido y reduce considerablemente el dolor. El siguiente paso será desarrollar un antídoto para personas que pueda aplicarse vía tópica.
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