Ya tenemos un pie en un nuevo año, un buen momento para cargarnos de ilusiones y proyectos; para hacer balance, borrón y cuenta nueva, tomar aire y lanzarnos a un nuevo año llenos de buenos propósitos.
Los propósitos realistas, alcanzables, nos ayudan a mantener el rumbo e ir hacia adelante. Muchas investigaciones han demostrado que las personas que se marcan objetivos y metas viven más tiempo, son más felices e incluso logran enfrentarse mejor a las enfermedades y a los reveses de salud. (1)
Por eso desde Tener S@lud no sólo le damos información para cuidar la salud física, sino que a veces intentamos aportar nuestro granito de arena para ayudar a nuestros lectores a cuidar su espíritu, incluso cuando están enfermos, se sienten agotados mentalmente o atraviesan momentos tan difíciles como la enfermedad o el fallecimiento de un ser querido.
Nuestros lectores son muy generosos, y algunos de esos textos han recibido verdaderas oleadas de respuestas por parte de lectores que comparten sus miedos e inquietudes o cuentan sus experiencias.
Eso es lo que ha sucedido con mi último e-mail enviado hace sólo unos días, que llevaba por título “Qué hacer cuando todo se tuerce: una reflexión de Navidad” (puede leerlo en este enlace). Hemos recibido muchísimas respuestas y comentarios, la mayoría de ellos cargados de pequeñas ideas para aplicar al día a día y vivir mejor.
En algunos casos escondían auténticas historias de superación de las que se puede extraer un gran aprendizaje. Ayudar a los demás, motivarse con las pequeñas cosas, y siempre a pesar de los avatares y reveses de la vida, en ocasiones muy duros.
Por eso he querido recopilar para usted algunos de ellos, un sinfín de ejemplos geniales de cómo los valores de solidaridad, superación personal y bien común pueden mejorar nuestra vida y hacernos más felices y más sanos.
No quería guardarlos sólo para nosotros. Tener S@lud somos todos, quienes lo escribimos y quienes nos leen, y nos parecía importante compartir con todos estos valiosos testimonios. Ahí van:
“Padezco borreliosis o enfermedad de Lyme, y en mi entorno he ido encontrando a muchos enfermos, tanto ya diagnosticados como que aún no lo están. Puedo hablar de esta enfermedad, ya que la conozco bien: de andar errante por consultas de todo tipo, de tomar antibióticos, de usar aceites esenciales… ¡Vaya si sé! Y ahora que tengo disponibilidad (estoy jubilada), doy todo mi apoyo a quienes necesitan mi ayuda. Incluso he participado en la elaboración de artículos para periódicos sobre el tema. También milito activamente junto a otros ‘picados’ para que esta enfermedad sea reconocida como debe. Por lo tanto, puede decirse que sí, que tengo un objetivo en la vida. Un feliz año nuevo a todos”.
“¿Por qué no ayudar a una persona ciega leyéndole el correo que recibe? Yo lo hago habitualmente y es algo que aprecian muchísimo. También se puede hacer un voluntariado escuchando a pacientes oncológicos en el hospital, por ejemplo, que resulta muy reconfortante para ambos. Gracias por sus cartas, señor Oliveiras, siempre es muy instructivo e interesante. No me pierdo una”.
“Vivo en un pueblo pequeño y teniendo animales en casa (en concreto 2 caballos, 3 burros y 3 perros) encuentro en ellos la fuerza para moverme cada día. Y es que hay que darles de comer, ocuparse de ellos y cuidarlos, lo que supone mucho trabajo. Es verdad que resulta agotador, sobre todo a medida que pasan los años, pero el amor que me ofrecen y hacer vida en el exterior me mantiene mucho mejor físicamente que muchas otras personas de mi edad que se quedan embobadas delante de la tele, el ordenador…
El hecho de tener que trabajar a diario, sin importar que llueva o haga frío, refuerza las defensas inmunitarias y evita caer enfermos. También ayuda a combatir el sobrepeso y todos los inconvenientes que éste implica. A veces termino muy cansada, es cierto, pero cuando estoy fuera, bajo el cielo estrellado, en la nieve o bajo la lluvia… soy consciente de que todos los esfuerzos que hago por mis animales me mantienen en buena salud, tanto moral como física. Por eso animo a todos los que puedan a hacer lo mismo”.
“Hacer genealogía es algo que nunca tiene fin. Nunca dejará de reencontrar, de descubrir a nuevos miembros de su familia o nuevas conexiones.
También puede escribir sus memorias. Es un ejercicio ideal para hacer trabajar la mente y la memoria y, aunque le parezca una tontería -puede que crea que nunca van a interesarle a nadie-, le aseguro que sus descendientes estarán ansiosos por leerlas. Mis nietos adoran que le cuente historias de cuando era pequeña.
Yo aconsejaría también recuperar aquel hobby que se dejó aparcado hace tanto tiempo. Cree cualquier cosa; haga bricolaje, pintura, costura, bordado, fotografía… Apasiónese con un tema que le obligue a realizar pequeñas investigaciones en la biblioteca y preguntar a diestro y siniestro… ¡De paso, conocerá gente nueva!”
“Tengo 75 años y algunos problemas de salud, como todo el mundo. Pero lo importante es que yo sigo sintiéndome joven. Actualmente soy el presidente de la asociación de vecinos de mi barrio y dirijo un equipo de fútbol infantil con cerca de 50 niños; ¡incluso algunos de ellos me llaman ‘abuelo’! Mi intención es mantenerme bien para poder seguir con ellos muchos años más. También doy clases de arte plástica y de canto. Eso me gusta porque veo a los compañeros cada semana y salimos y nos divertimos mucho. Ah, y por supuesto también me ocupo de mi nieto. ¡Ojalá pueda durar así muchos años!”
“Jubilada de 72 años, me ocupo de mis hijos y nietos, ayudo a preparar comidas para personas sin recursos, ayudo a mi hijo con su explotación agrícola, formo parte de la directiva de mi asociación de vecinos, juego a las cartas todos los lunes con un grupo de amigos, me ocupo de mi marido (de 81 años) y de las cosas de casa y este año también ayudo en la organización de las fiestas del pueblo.
En ellas intentaremos hacer promoción de los productos naturales que se producen en nuestra zona y zonas vecinas, y lo cierto es que tengo ilusión por crear también un mercadillo de productos locales que se consagre con los años. Los beneficios (¡si es que un día los hay!) los destinaría a una asociación que hemos creado. Empiezo a tener algún fallo de memoria y me aterroriza pensar que pueda tener alzhéimer. Pero me digo: ‘Julia, debes ser positiva y olvidarte de eso, tú sigue a lo tuyo’. Por eso es por lo que me mantengo tan activa cada día”.
“Tengo 63 años y para tener objetivos en mi vida, hago:
“Tengo 70 años y desde hace ya 32 me ocupo yo solo de mi hija con discapacidad, que depende por completo de mí.
Es cierto que estoy muy preocupado por el porvenir de mi hija, lo que me hace comer sano y hacer mucho deporte, pero también me motiva renovar mi casa y pensar en hacer un viaje en autocaravana con ella.
Siempre he sido y sigo siendo muy competitivo en el deporte, incluso con los jóvenes, que no se creen la edad que tengo cuando se lo digo. Sólo quería confirmar lo que ha escrito alguna vez sobre los beneficios de tener motivaciones en la vida. Muchas gracias por todo lo que escribe”.
“Una buena idea es compartir el coche, ya que conocer gente nueva permite ser más positivo y tolerante en la vida. Yo también creo que tener proyectos ayuda a avanzar con buena salud, y me parece importante dar una oportunidad a las personas mayores de seguir viviendo en sociedad sin aislarse”.
“Cada 1 de enero hago listas con mi marido (llevamos 43 años de matrimonio y vida en común): proyectos personales, escapadas de senderismo, trabajillos que hacer en casa… Dedicamos los días a leer, a caminar, a jugar al ajedrez (vamos a una asociación), a hacer ejercicio y relajación, a pasar las tardes con amigos, a ver a nuestra familia, a ir al cine, a tomar algo en algún bonito café del pueblo de al lado, a cocinar, a cuidar a nuestros gatos… Y también a echar una mano a quien nos lo pide (y nos ayuda a nosotros cuando lo necesitamos). ¡Los días son demasiado cortos para nosotros! Pero aun así todavía nos queda tiempo de querernos, abrazarnos y recordarnos la suerte que tenemos de estar juntos; con nuestros pequeños achaques, pero en muy buena salud, al fin y al cabo. ¡Gracias a la vida!”
“Con 73 años formo parte de dos asociaciones: por un lado, de una dedicada a mantener la agricultura local, que creamos entre cinco amigos hace ya cuatro años; por el otro, de un grupo de intercambio local que se centra en la ayuda mutua y en mejorar las relaciones.
A mí estas colaboraciones me han ayudado a superar determinadas pruebas que se me presentaron en la vida. Pero, además de eso, tengo mi pequeño proyecto personal: seguir terminando por mí mismo y con mis propios medios mi casa”.
“Buenos días, estimado Luis Miguel. Sus Tener S@lud, cargados de valiosos consejos y de sentido común, se han convertido en una especie de BIBLIA para mí. Cuando mi jubilación se acercaba, me sentía como un caballo de carreras en la línea de salida, pensando una y otra vez en todas las actividades y cosas que quería hacer cuando fuese LIBRE.
Finalmente, sólo me quedé con dos: el canto coral, para el que nunca había tenido tiempo durante mis 40 años de carrera profesional, y la ayuda con sus tareas extraescolares a estudiantes con dificultades, lo cual sigo haciendo hoy después de 14 años. ¡Más que suficiente! Estoy a punto de cumplir 75 años y cada día me digo que, salvo por unas cuantas pinceladas aquí y allá, ¡yo soy feliz de vivir!
Sólo me preocupa mucho, y la verdad es que con razón, la salud de mi hijo, que vive con su familia en Toronto desde hace 8 años. Mis nietos, de 5 y 3 años, muestran signos de un ligero autismo. Y desde hace 6 meses mi hijo lucha contra un linfoma. Es inútil tratar de explicar que desde entonces mi marido y yo nos encontramos como en el fondo de un océano: no hay ninguna alegría de vivir ante este panorama… ¿Cómo iba a merecer esto nuestro pequeño? Pero poco a poco -y he de decir que en gran parte gracias a sus palabras- hemos ido aprendiendo a manejar esta situación, siguiendo con ellos los tratamientos y los avances en la salud de unos y otros gracias a las videollamadas (ese fabuloso invento para los padres que se encuentran a miles de kilómetros de sus hijos) y enviándoles productos naturales para reforzar el sistema inmunitario (muchos de los cuales conocemos gracias a usted).
Por lo demás, sabemos que se encuentran en buenas manos. Canadá es seguramente uno de los mejores países en investigación médica y tratamientos personalizados de todo el mundo. Por lo tanto, hemos querido salir a la superficie de este mar de desesperanza y observamos el horizonte más serenamente. La batalla no está ganada, pero confiamos en poder ir a visitarlos en primavera para poder pasar con ellos un tiempo “de verdad”. También mi hija irá a verles próximamente; ella, como yo, sigue muchos de los buenos consejos que usted nos da en cada e-mail. Por eso he querido dejarle aquí mi testimonio. Usted ha jugado un papel importantísimo para nosotros, y por ello quiero hacerle llegar de parte de toda mi familia un enorme GRACIAS”.
“Me propuse acudir a una residencia de ancianos para hacer visitas regulares a alguna persona que no tuviese familia, después de arrepentirme por no haberlo hecho con un vecino que había fallecido en soledad. Pero la directora del centro me respondió aturdida que allí no se hacían ‘esas cosas’. Finalmente, a través de una asociación comencé a hacer visitas a personas que se encontraban en cuidados paliativos, algo que desde entonces hago regularmente. Me recomendaron ir al psicólogo para que me ayudase a sobrellevarlo, aunque yo no lo había pedido. La verdad es que aunque es duro ir allí, creo que mi labor es necesaria y me siento agradecida por poder hacerlo”.
Quiero dar mis más sinceras gracias a todos los lectores de Tener S@lud que han compartido con nosotros sus experiencias personales. Y por supuesto también a todos aquellos que han escrito y cuyos mensajes no he podido reflejar aquí (por razones de espacio, he tenido que seleccionar únicamente algunos de ellos). Para mí, esto demuestra que juntos podemos ser más fuertes y luchar para conseguir un mundo mejor.
Y que ayudar a los demás, tener propósitos en la vida y afán de superación, nos hace ser más felices y permanecer más activos y saludables.
Le deseo un feliz año 2018, lleno de propósitos que den sentido y felicidad a su vida.
Fuentes:
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Hola: tengo 81 años; en Julio del 2015 falleció mi marido después de 48 felices años de vida en común; para mí fue un golpe terrible, sigo pensando en él y echándole de menos todos los días. En el 85 llegamos a esta casa; tenía un jardín…
Lo de jardín es un decir porque el terreno era un pedregal pero mi marido, trabajando con muchísima ilusión, lo convirtió en un precioso jardín que cuidó hasta su marcha de este mundo; en los meses que quedaban para acabar el 2015 y todo el 2016 lo único que hice fue regar porque no tenía ganas de nada; pero al comenzar 2017 me dije: «la obra de mi marido no se va a perder» y por supuesto que no se va a perder; podé, preparé la tierra, compré plantas, abono… Durante el verano lo miraba y me parecía un jardín de cuento; llegado el otoño podé las parras subida en una escalera y después vuelta a preparar la tierra, programar el jardín que voy a tener este verano…´
Todo lo hago en homenaje a mi marido y para mí es un aliciente y una gran ilusión.