La mayor presencia de proteína beta amiloide en el cerebro es una de las alteraciones neurodegenerativas propias del alzhéimer. Por eso la patología se diagnostica en base a esta acumulación, que puede comenzar hasta 20 años antes de que la enfermedad se haya desarrollado plenamente. Pero un grupo de investigadores ha observado que los valores empleados hasta ahora no son los adecuados(1).
Lo confirmaron tras estudiar a un total de 516 personas de entre 45 y 90 años y en las que había tanto quienes sufrían deterioro cognitivo, como quienes se encontraban en diferentes fases de la enfermedad de Alzheimer. Midieron sus niveles de proteína beta amiloide en base a las dos técnicas que se emplean generalmente para el diagnóstico de la enfermedad (tomografía por emisión de positrones y análisis del líquido cefalorraquídeo) y compararon ambos resultados.
Fue así como se dieron cuenta de que 30 (la medida de referencia que determina la enfermedad en la actualidad según la escala Centiloid) no es el valor adecuado para alertar de una incipiente acumulación de beta amiloide (y por tanto un mayor riesgo de desarrollar alzhéimer), pues con un resultado de 12 ya se observan los mismos síntomas.
De ahí que los investigadores sugieran que se tome en consideración esta nueva referencia, mucho más baja. Solo así las personas que tienen una acumulación de esta proteína muy incipiente también podrán recibir un diagnóstico precoz.
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