¿Son antisistema todos los que se cuestionan la situación e incluso la conveniencia de las vacunas anticovid en según qué casos? ¿Son el eje del mal las personas críticas con la gestión por parte de las autoridades sanitarias? ¿Cuándo hemos dejado de tolerar al que piensa diferente?
Desde luego, si hay algo verdaderamente cómodo en esta vida es dejarse llevar, sin cuestionarse nada.
Ser una persona que se duerme plácidamente cada noche, una tras otra, sin que por lo general le quite el sueño la locura de mundo que nos rodea.
Sin embargo, muchas de estas personas saben perfectamente lo que hacen. Es decir, que prefieren, simplemente, mirar para otro lado tratando de vivir más tranquilos.
Yo mismo lo experimenté hace apenas unos días con un amigo. Me “atreví” a cuestionar delante de él algunas decisiones de las autoridades y la transparencia de los medios, resaltando además las inconsistencias de ciertas acciones, las mentiras que se han dicho a lo largo de los últimos meses y las graves omisiones que cometen algunos periódicos… y desde entonces me veo marginado por esta persona.
Al darle algo en lo que pensar, al invitarle a ir un poco más allá, le molesté.
Él solo trataba de mantenerse en su cómo distanciamiento de los problemas… Y lo entiendo.
Pero me parece injusto ser etiquetado como “molesto”, como “disidente”. ¿Y por qué? Por lo que se ve, únicamente por mi voluntad de tener una opinión propia.
Mi único crimen es atreverme a dar mi opinión y a lanzar preguntas, a cuestionarme la línea de pensamiento único.
Pero parece que las personas que se preguntan acerca de la efectividad de la vacuna anticovid, o incluso de su conveniencia, están indiscriminadamente en contra de algo mucho más grande.
Es como si perteneciesen a una banda.
En cambio, quienes me conocen saben que apoyo y valoro por encima de todo:
Estos, entre otros, son los valores que a diario me inspiran en mi trabajo en Salud, Nutrición y Bienestar (SNB).
Sin embargo, defenderlos en estos momentos me ha conducido a una posición en la que parece que me he convertido en la personificación del mal.
Que soy peligroso, conspiranoico, mala persona, egoísta. Y ojo que no solo lo dice quien no quiere escucharme. Al parecer la ciencia empieza a respaldar este tipo de afirmaciones con estudios más que cuestionables.
En concreto una investigación que acaba de ver la luz en Reino Unido habría trazado un perfil psicológico “maquiavélico, narcisista y psicopático” en quienes creen lo que algunos denominan “versiones alternativas” acerca de la pandemia. (1)
¡Es una locura!
Quizá un día me encuentre con una nota o una pintada de este calibre llegando a casa. ¡Sería el colmo que me faltaba!
Pero ¿cómo se puede demostrar que por cuestionarse las cosas uno no está necesariamente “en contra de todo”? ¿Hay que respaldar todas las medidas políticas que se adoptan? ¿Inclinarse ante los altos cargos?
La situación está llegando mucho más lejos de lo que debería. Ya lo ha visto con el estudio del que acabo de hablarle. Pero también puede verse en el hecho de…
Aunque estos son ya ejemplos lo suficientemente flagrantes, se podrían mencionar unos cuantos más.
¿No se han abandonado a su suerte los principios de transparencia, de libertad de expresión y de opinión, de independencia e incluso el mismísimo sentido común?
¿De verdad que no hay derecho a protestar por estos hechos? ¿A mencionarlos siquiera?
Yo me niego -y seguiré negándome- a doblegarme ante la opresión y la privación de libertades.
Sí, estas medidas antidemocráticas me indignan y no quiero ni pienso callarme. Aunque me gustaría no ser estigmatizado por ello por parte de los que piensan que lo que está sucediendo es normal y democráticamente saludable.
Aquellos que, erróneamente, señalan a los no vacunados como la única fuente de problemas. Como el eje del mal.
Y créame que esto no tiene nada que ver con si yo o mi familia nos hemos vacunado.
La nuestra es una decisión tan personal como la suya (y tan privada, como debe ser todo lo relacionado con la propia salud).
Yo solo defiendo que cualquiera tenga las herramientas necesarias y la libertad suficiente como para poder decidir por sí mismo.
No hay duda de que la vacuna, el pasaporte covid, las nuevas variantes del coronavirus y las mil y una medidas de restricción que hemos soportado a lo largo de los últimos meses se colarán en prácticamente todas las charlas familiares estas próximas Navidades.
Por eso me gustaría pedirle algo: ármese de paciencia y trate de fomentar el debate constructivo, haciendo ver a sus interlocutores -incluidos los más intransigentes- que usted simplemente tiene una opinión propia (la misma que yo he plasmado en este artículo), sea cual sea esta.
Respete y hágase respetar a partes iguales. Solo así conseguiremos recuperar el debate sano y civilizado.
¿Qué opina usted de todo esto? ¿Está de acuerdo? ¿No? Le invito a dejar un comentario más abajo contándonoslo.
¡Ah! Y si es de los que cree que la vacunación es un derecho pero NO se debe obligar a hacerlo, ni directa ni indirectamente, le invito a firmar la siguiente petición. ¡Cuantos más seamos, más lejos llegará nuestra voz!
2.“[Videos] Heridos por disparos de policías en protestas contra nueva cuarentena de Holanda”. Pulzo. 19 nov 2021.
9. Hidroxicloroquina. MedlinePlus.
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Tristemente es así. Y el problema viene en gran parte por los medios de comunicación y quienes nos gobiernan, que están creando un ambiente de confrontación y acoso contra quienes no nos hemos vacunado. No soy antivacunas ni negacionista del virus, y creo que están cumpliendo una función de cara a evitar más muertes. Más aún teniendo en cuenta los hábitos y estilo de vida de la mayoría del rebaño. Pero ese mismo rebaño es incapaz de dialogar de forma objetiva y repite lo que la tv les machaca a todas horas.
Estas vacunas me generan una gran desconfianza. Y la desinformación sobre sus posibles efectos adversos y la ausencia de responsabilidad de las farmacéuticas sobre los mismos son un pobre indicador de su seguridad. Pero pocos se cuestionan eso, solo les importa el pinchazo para poder juntarse a beber cerveza y ver el fútbol.
Lo más irónico del asunto es que aquellos que llevan toda su vida comiendo mal, bebiendo, fumando, sin tomar el sol e incapaces de dar 1.000 pasos diarios están ahora fustigando al resto. Me pasó recientemente en un centro de salud, donde el enfermero -sobrepeso, fumador y sedentario (lo conozco)-, no paró de darme la monserga con la vacuna.
En fin, así estamos. Habrá que capear el temporal y tener paciencia.
Gracias por el artículo y reflexión.
Es tanta la mentira y desinformación sobre el Covid y la pandemia recibidas por los desgobiernos y los medios de desinformación, que hay que ser muy conformista para no hacerse ninguna pregunta y poner el brazo tantas veces como le pidan, sin cuestionarse nada y dándole la autoridad de experto a los tertulianos de la TV.
Pero sí hay preguntas que los que no nos conformamos con el pan y el circo nos hacemos.
Si el virus fue “espontáneo” ¿por qué tiene patente?
Si hay una pandemia ¿por qué la mortalidad no alcanza el 2% a nivel mundial?
Si el virus es tan mortal ¿por qué debo hacerme una prueba para saber si lo tengo?
Si una persona sana es quien no produce síntomas ¿qué es un persona asintomática?
Si el virus es tan contagioso y usan los protocolos de radioactividad con los cadáveres, ¿por qué las mascarillas han sido tratadas como basura común?
¿Por qué el virus no fue aislado ni secuenciado siguiendo el protocolo de Koch?
Si no hay un virus aislado ni secuenciado para su estudio ¿qué miden las PCR?
¿Cómo pudieron fabricar las “vacunas” si no hay un virus aislado ni secuenciado para su estudio?
Si aún no se cuenta con el SARS-CoV-2 aislado ¿cómo pueden servir los refuerzos de las “vacunas” contra las variantes Alpha, Beta, Gamma, Épsilon, Eta, Iota, Kappa, Mu y Malburg?
Si la “vacuna” inmuniza ¿cómo podría incidir un no “vacunado” en la salud de un “vacunado”?
¿Qué sentido tiene el carnet o pase sanitario si los “vacunados” siguen siendo transmisores del virus?
Y así podríamos continuar hasta un número igual o superior al de las variantes.
La vacuna es un enorme negocio que está enriqueciendo sin medida ni control a seres sin escrúpulos, así como un experimento poblacional exitoso hacia un gobierno mundial totalitario.