En cualquier cirugía para colocar un implante médico existe el riesgo de infección bacteriana y, además, de que esas bacterias acaben desarrollando mecanismos para evitar la acción de los antibióticos; por ejemplo, crear en torno a ellas una capa protectora. Ahora parece que una nueva técnica que combina la luz infrarroja y las nanopartículas de oro podría ayudar a solucionar este problema(1).
Se trata de una malla quirúrgica modificada químicamente para anclar en ella millones de nanopartículas de oro. Y es que estas nanopartículas son capaces de convertir la luz infrarroja en calor, lo que a su vez permite destruir la membrana protectora de las bacterias.
Lo más interesante es que esa malla puede colocarse en cualquier implante sin riesgo de efectos secundarios, como ya se ha confirmado en varios experimentos in vitro. Por ejemplo, se expuso la malla a la bacteria S. aureus durante 24 horas y posteriormente a pulsos cortos e intensos de luz infrarroja. Como consecuencia la mayoría de las bacterias murieron y las que consiguieron sobrevivir recuperaron la sensibilidad a los antibióticos.
Fuentes:
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