Ya se había demostrado que no dormir bien conlleva todo tipo de problemas de salud. De hecho, aumenta el riesgo de sufrir trastornos cardiovasculares y neurodegenerativos (por ejemplo, párkinson), entre otros. Pues bien, una reciente investigación ha concluido que un déficit de sueño también afecta a la salud ocular(1), incluso si esa falta de descanso se da a corto plazo.
En concreto, el mal descanso deriva en una proliferación excesiva de las células de la córnea, la capa más externa del ojo, lo que hace que aumente la presencia de las denominadas “especies reactivas de oxígeno” (ROS, por sus siglas en inglés) en esa zona.
Estas sustancias, terriblemente oxidantes, pueden dañar las células e incluso destruirlas. Pero no solo eso: esta mayor cantidad de ROS termina afectando a la capacidad antioxidante de la película lagrimal, que es la encargada de que el ojo siempre esté bien hidratado y podamos ver bien.
Y tampoco ahí acaba la cosa: resulta que, si déficit de sueño se prolonga en el tiempo, puede producirse una pérdida de células madre de la córnea, lo cual supone una de las causas más frecuentes de ceguera.
Sanming Li, Liying Tang, Jing Zhou et al.: “Sleep deprivation induces corneal epithelial progenitor cell over-expansion through disruption of redox homeostasis in the tear film”. Stem Cell Reports. 2022.
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