Hace unos días en Tener S@lud recibimos una convocatoria de lo más interesante: la posibilidad de disfrutar de un desayuno saludable, ni más ni menos que en el Senado. El objetivo era, a través de esta institución del Estado, promover buenos hábitos saludables para que este mensaje llegara a la mayor cantidad de gente posible.
Además, esta iniciativa pretendía divulgar las bondades de la dieta mediterránea. Por este motivo el desayuno al que nos invitaban estaría compuesto por una amplia variedad de alimentos que forman parte de esta dieta, ampliamente reconocidos por sus beneficios para la salud.
Partiendo de tan buenas premisas aceptamos encantados la invitación. Queríamos ver en primera persona esta fantástica propuesta y, siendo completamente sincero con usted, se nos hacía la boca agua sólo de imaginarnos los manjares que nos esperaban. Ya podíamos ver las cestas repletas de fruta recién recolectada para la ocasión; y estando además en primavera, seguro que las cerezas, las fresas y los arándanos destacarían con sus tonos rojos, dando al conjunto un hermoso color.
No le voy a mentir. Ese día nos levantamos de inmejorable buen humor, pues no había mejor manera de empezar el día que con una invitación tan exclusiva para un desayuno saludable.
Pero al llegar al Senado nos encontramos con la realidad… Y ésta no fue, ni mucho menos, la esperada.
En el centro, Pio García-Escudero, presidente del Senado.
La presentación de “Desayuno mediterráneo en el Senado” corrió a cargo del mismísimo Pío García-Escudero, presidente de la Cámara Alta de las Cortes Generales, quien comenzó con un proverbio de Hipócrates que yo mismo he usado en alguna ocasión: “no hay mejor medicina que la alimentación”.
A esta sentencia tan acertada le siguió el recordatorio de que había que mantener buenos hábitos saludables para mejorar la calidad de vida, así como la importancia del desayuno para empezar el día con energía, debiendo contener éste el 25% de la energía necesaria para toda la jornada.
La cosa, por tanto, no podía empezar mejor.
Pero entonces llegó la sorpresa.
Esta es una fotografía de los alimentos que se pusieron a disposición de los asistentes. Quiero que vea con sus propios ojos lo que se presentaba como un desayuno saludable que hay que incentivar, especialmente entre los jóvenes, para que sigan buenos hábitos alimentarios.
Como ve, hay muchas variedades de aceite de oliva virgen extra, lo que es normal siendo además este producto uno de nuestros orgullos nacionales y parte importantísima de la dieta mediterránea. Pero ¿dónde está la fruta?
En lugar de esa cesta llena de manzanas, plátanos y arándanos que nos habíamos imaginado, lo que había era una grandísima variedad de zumos elaborados industrialmente. Y aunque en muchos de ellos se podían leer palabras como “détox” o “con antioxidantes”, bastaba darle la vuelta al envase para descubrir que todas esas vitaminas necesarias para el correcto desarrollo del organismo (vitaminas A, C y D o del grupo B) apenas aparecían entre sus componente e ingredientes.
Y además, dentro de esa amplia variedad de zumos envasados, se habían incluido unos que últimamente están siendo objeto de una importante campaña publicitaria. Me refiero a esos “zumos” de frutas que se ofrecen en tetrabricks con formas curiosas y llamativos colores para atraer la atención de los más pequeños, y que además suelen venir acompañados de una inscripción que me horripila: “equivale a una porción de fruta”.
“¿Cómo va a ser lo mismo que una fruta de verdad?”, pensé al encontrarme con estos productos.
Y le aseguro que no era el único que lo creía: “Este zumo tiene más azúcar que vitaminas”. “Estos zumos son poco saludables, ¿no?”. Esos son sólo algunos de los comentarios que podían oírse mientras los invitados iban picando aquí y allá, y eso que la mayoría no eran expertos en nutrición.
Un tanto entristecido por este descubrimiento decidí acercarme a la barra donde se servían cafés, pero sólo para llevarme otra sorpresa.
Imagínese: en un evento donde se estaba promoviendo el desayuno saludable, en lugar de ofrecer alternativas al azúcar como la stevia o la panela, más bajos en calorías, el café venía acompañado del clásico sobre de azúcar blanco…
Vamos, que el desayuno saludable estaba consistiendo en una sorpresa detrás de otra.
Pero ya que nos habían invitado no quisimos ser maleducados y marcharnos nada más llegar, por lo que tomamos algunos de los productos que ofrecían y que sí considerábamos sanos.
En mi caso opté por una rebanada de pan integral con un chorrito de delicioso aceite de oliva virgen extra, acompañado de un puñadito de almendras y nueces. Perfecto para comenzar la mañana con energía.
Entonces me percaté de un detalle. Aunque eran muchas las personas que habían asistido al evento, observé que en una zona en concreto se había congregado más gente de lo normal.
Sintiendo curiosidad, me acerqué al lugar y encontré al que se había convertido en el gran protagonista; ese alimento que no puede faltar en ningún evento gastronómico, menos aún cuando toca presumir de dieta mediterránea: el jamón ibérico.
Como puede ver en la imagen, un experto cortador de jamón estaba haciendo finas lonchas ante el deleite de los invitados, que hacían cola para recibir su pedacito. Un suculento manjar cuya presencia, además, estaba justificada por el hecho de que uno de los organizadores era la Asociación Nacional de Industrias de la Carne de España (ANICE). Por tanto, era normal que quisiera aprovechar la ocasión para promocionar sus productos.
Y fue precisamente, al percatarme de ese detalle, cuando empecé a comprender en qué consistía exactamente ese “Desayuno saludable” al que nos habían invitado.
Ya le he comentado antes que el presidente del Senado inauguró el evento con un pequeño discurso sobre la importancia de un buen desayuno. Pío García-Escudero señaló que ese desayuno debía contar con hidratos de carbono complejos, minerales, vitaminas y fibras, todos ellos nutrientes necesarios para mejorar el rendimiento físico e intelectual.
Pero además dijo algo que en un principio me llamó la atención, ya que recitó una larga lista con los nombres de todas las asociaciones y promotores que habían organizado el evento. Y entre ellos se incluían, aparte de los ya indicados, nombres como AETI (Asociación Española de Té e Infusiones) o Asozumos (Asociación Española de Fabricantes de Zumos).
Así, a medida que veía que en lugar de fruta había zumos nada naturales, o que junto a las botellas de aceite de oliva virgen extra había un sinfín de cajas de cereales publicitados como “fitness” o barritas energéticas como las de la foto, donde la presencia de frutos secos y cereales era prácticamente anecdótica, mis sospechas se vieron confirmadas.
Aquello no era una campaña para promocionar buenos hábitos saludables a base de alimentación ecológica… ¡Era una campaña publicitaria!
Sólo así se entendía que no se hubiera dedicado un pequeño espacio a la fruta de verdad. Alimento que, eso sí, luego aparece por todos lados en el folleto que obsequiaban a los asistentes.
Haga usted mismo la prueba y cuente las diferencias que hay entre las imágenes del folleto y las que ha visto antes.
¡Y aún quedaba una última sorpresa!
De pronto mis ojos se toparon con algo que jamás imaginé encontrar allí: unos bollos de elaboración industrial bañados en una densa capa de chocolate. Y no precisamente chocolate negro de al menos un 75%, que es el que siempre recomendamos desde Tener S@lud, sino de esa crema de cacao que, se podría decir, no ha visto el verdadero chocolate ni en pintura.
¿Cómo era posible?
Pues porque entre los organizadores de este “desayuno mediterráneo en el Senado” también estaba la Asociación española de la industria de la panadería, bollería y pastelería (Asemac) que, lógicamente, también quería dar publicidad a sus productos.
En otras palabras, había ocurrido lo que ya se ha visto en tantas otras ocasiones en eventos de este tipo. Y partiendo de una idea tan loable como es promocionar la dieta mediterránea, habían acabado siendo víctimas de los grupos de presión de la industria agroalimentaria, más interesados en promocionar sus productos.
Y yo me pregunto ¿no sería mejor que para este tipo de eventos se contara con un grupo de asesores y expertos nutricionistas?
Sólo así tendríamos la seguridad de que la dieta que se promueve y las recomendaciones que se ofrecen son completamente independientes. Lejos de intereses económicos; tan sólo pensando en los beneficios para la salud del consumidor.
No obstante, espero que esta iniciativa al menos haya servido para aprender de los errores y sentar las bases de futuras acciones. Cada vez somos más los que demandamos una alimentación ecológica, por lo que las autoridades deben ser consciente de estos intereses y atender a las necesidades de los ciudadanos.
Mientras tanto, a la espera de que el próximo desayuno al que nos inviten sea verdaderamente saludable (si es que nos invitan), yo le invito a leer un antiguo texto sobre cómo debe ser ese desayuno saludable, lo encontrará a continuación del Tener S@alud de hoy. Tal vez no pueda disfrutar de él en un escenario tan insigne como es el Senado, pero le aseguro que su salud se lo agradecerá.
¡A su salud!
Luis Miguel Oliveiras y el Equipo de Tener S@lud
P.D.: aquí tiene el enlace que le comentaba.
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Hola muy buenas tardes:
Me he quedado a cuadros con lo del desayuno del Senado; lo más antinatural que existe. ¿No dice el dicho que hay que predicar con el ejemplo? Pues a ver si se aplican el cuento, y lo van haciendo.
En lo que a Vds. concierne, tienen una página web fabulosísima. No lo dejen nunca. Tiene siempre artículos superinteresantes. Me he hecho un auténtico fan suyo.
Les mando un saludo muy cordial.
Suyo, muy atte.: Julio G.
Muy buen artículo. Contado de una manera muy amena, pero a la vez muy didáctico.
Enhorabuena.