Los mecanismos de control ideados para evitar la comercialización de medicamentos en los que acaba siendo peor el remedio que la enfermedad, han vuelto a fallar. En esta ocasión se trata del ácido valproico, un fármaco contra la epilepsia y el trastorno bipolar responsable de graves malformaciones y retrasos cognitivos en los bebés(1).
Se estima que sólo en España podría haber unos 9.000 niños afectados debido a la toma de este medicamento por parte de sus madres cuando estaban embarazadas, pues en el prospecto no se indicaba que podría afectar al feto. Y a éstos hay que sumar los miles de casos confirmados en otros países como Francia o Reino Unido.
Pero lo más flagrante de este fármaco, que se comercializa desde hace 50 años en un centenar de países y sigue vendiéndose a día de hoy, es que en 1979 ya había 10 estudios que asociaban su toma con el riesgo de espina bífida, paladar hendido, craneoestenosis, varias cardiopatías y defectos urogenitales, renales y en las extremidades. Sin embargo, en el prospecto sólo se empezó a advertir de estas posibles malformaciones a partir de 1990. Y respecto a los graves efectos sobre el desarrollo neurológico, fue en 2014 cuando se indicaron por primera vez.
1. Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps). Agencia Europea del Medicamento (EMA).
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