La pandemia causada por el coronavirus SARS-CoV-2 se asocia con un significativo aumento en el número de casos de miocardiopatía por estrés o “de Takotsubo”(1), que también se conoce como “síndrome del corazón roto”. Así lo ha concluido un equipo de investigadores de la Clínica Cleveland, en Estados Unidos, que destaca que el estrés al que se está viendo sometida la población a raíz de la pandemia no se debe solo al temor a enfermar (o a que lo haga algún familiar), sino también a la incertidumbre social y económica que deja la situación.
Este síndrome, el conocido como “corazón roto”, se manifiesta como una respuesta a la angustia física y emocional provocando una disfunción o fallo en el músculo cardíaco. Los síntomas son similares a los de un ataque al corazón, con la diferencia de que en estos casos no suele darse obstrucción arterial. Lo que sí puede acarrear son desmayos, pulso irregular, una bajada notable de la presión arterial o incluso lo que se denomina un “shock cardiogénico” (la incapacidad del corazón para bombear la sangre que el cuerpo necesita).
En el marco de este ensayo estadounidense(2) se observó a más de 250 pacientes que ingresaron con síntomas cardíacos correspondientes a un síndrome coronario agudo (SCA) durante los meses de marzo y abril, comparándolos con grupos de control de antes de la pandemia. Esto permitió hallar un notable aumento de pacientes diagnosticados con miocardiopatía por estrés a raíz de que se desencadenase la crisis sanitaria (los casos llegaron a ser el 7,8%, mientras que antes de la pandemia la cifra se quedaba en el 1,7%).
Fuentes:
1. “Tako-tsubo” es como conocen los pescadores japoneses a una herramienta que utilizan en la pesca del calamar y del pulpo. La silueta cardíaca que deja esta enfermedad vista en rayos X es muy similar a la de ese dispositivo, y de ahí recibió su nombre.
2. Jabri A, Kalra A, Kumar A, et al. “Incidence of Stress Cardiomyopathy During the Coronavirus Disease 2019 Pandemic”. JAMA Netw Open. 2020;3(7):e2014780.
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Efectivamente es así, y ahora aparecerá otro problema similar asociado al uso continuado de la mascarilla. Las personas mayores están estresadas continuamente por el uso del tapabocas. Respiran mal, les falta aire y además inhalan anhídrido carbónico que han expulsado anteriormente. La mascarilla, más que prevenir, somete a la persona.