Algunas sustancias presentes en numerosos materiales y que también están en el medioambiente afectan a la salud de los riñones, los principales órganos encargados de filtrar y expulsar del cuerpo todo aquello que resulte tóxico. Esta es la conclusión a la que ha llegado la revisión de los 74 estudios de mayor alcance que se han realizado hasta la fecha sobre toxinas ambientales (1).
Las toxinas que más riesgos entrañan para la salud renal son las perfluoroaquiladas (PFAS), un grupo de compuestos no biodegradables que pueden acabar en el torrente sanguíneo a través del aire contaminado, pero también del suelo, de los alimentos y del agua.
Por ejemplo, se emplean para las espumas acuosas utilizadas en la lucha contra los incendios; también están presentes en las redes de abastecimiento de agua potable debido a la filtración de estas sustancias desde los cultivos.
Fuentes:
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