El consumo de espárragos produce un olor distinto en la orina debido a los metabolitos generados durante la digestión. Sin embargo, el 60% de las personas no es capaz de percibir ese olor, y un grupo de investigadores estadounidenses ha querido saber por qué(1).
Para ello realizaron un seguimiento a casi 7.000 personas, descubriendo que solo el 40% de ellas tenía esta capacidad. Después, al analizar los genomas de todos los participantes, descubrieron 871 variaciones genéticas en la secuencia de ADN de un único nucleótido en el cromosoma 1 que implicaba a varios genes ligados a los receptores olfativos.
De este modo, pudieron demostrar que quienes pueden percibir el olor de estos metabolitos en la orina son auténticos “mutantes”, ya que son las mutaciones en sus genomas las que hacen posible esta percepción.
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