¿Quién no se ha sentido desesperado al comprobar que los piojos han llegado de nuevo a la cabeza de uno de sus hijos? Repulsión, impotencia, agotamiento… son las palabras que surgen al hablar con otros padres sobre el tema. Y no hay más que buscar un poco en internet y ver las conversaciones en los foros para comprobar el nivel de desesperación y las miles de llamadas de socorro pidiendo consejos al ver que ningún producto es efectivo.
¿Histeria colectiva? ¿Exageración? Ciertamente, no. Cualquiera que haya pasado por ello podrá contar historias de horror sobre:
La pediculosis (infestación por piojos) afecta de forma general a entre el 1 y el 3% de la población en los países desarrollados. Eso son muchos millones de piojos. Y puede dispararse en los colegios hasta el 25% de los alumnos y profesores, o incluso el 50% en algunas ocasiones.
Y es que hay que inclinarse ante el pequeño piojo. No sólo por ser capaz de provocar una verdadera alarma social (hay estudios que incluso constatan los efectos psicológicos traumáticos en niños y cuidadores), sino también por su capacidad de atravesar los siglos alegremente, sin el menor peligro de extinción, y de haber generado todo un sector económico dedicado a su lucha. (1) (2)
¿No le empieza ya a picar la cabeza?
El piojo acompaña al hombre desde tiempos remotos. Se han encontrado piojos y liendres en momias egipcias de 5.000 años a.C., e incluso en restos humanos de más de 10.000 años; pero hay estudios que indican que antepasados del piojo que conocemos hoy ya parasitaban al Homo Sapiens. ¡Y de eso hace miles de años! Da vértigo.
Y es que el piojo (Pediculus humanus capitis) ha encontrado en las cabezas humanas un hábitat ideal que le ha permitido sobrevivir al paso de los siglos sin sobresaltos. Allí tiene una temperatura y una humedad estables, acceso ilimitado al alimento (la sangre humana que succiona efectuando una picadura en el cuero cabelludo), tranquilidad para estar con su pareja y reproducirse, soporte para sus huevos y ausencia de depredadores. ¡El hogar perfecto!
Nuestros parásitos por excelencia son insectos de seis patas, sin alas (no vuelan) y se alimentan exclusivamente de la sangre humana. La hembra pone los huevos (liendres) adheridos a la raíz del cabello, donde eclosionan unos 6 días más tarde, y tan pronto salen del cascarón las ninfas tienen a su disposición toda la comida que necesitan, que les permite llegar a convertirse en adultos unos 7 días después, buscar pareja y reproducirse en un ciclo que dura entre 22 y 25 días.
A su nivel, los piojos también son sibaritas. Prefieren el pelo limpio al sucio y el liso al rizado. Les resulta indiferente la longitud del pelo o el tipo de peinado y no tienen preferencia en ninguna clase social a la hora de elegir a sus hospedadores.
Sabemos que nuestros antepasados también querían librarse de los piojos: los primeros peines para quitar liendres y piojos (las famosas lendreras) datan de 1.500 a.C. Y son prácticamente iguales que los actuales.
¿Seremos capaces nosotros de vencer al piojo en el s.XXI?
Entonces, ¿qué hacer? ¿Gastarse dinero y más dinero en cubrir las cabezas de nuestros hijos de sustancias agresivas, potencialmente peligrosas y que además crean resistencias en los piojos (es decir, que los hace resistentes a la acción de los tratamientos, que dejan de ser eficaces)? Y que además destrozan el pelo, dejándolo seco y estropajoso, difícil de recuperar.
Sin olvidar que no se trata sólo de las cabezas de los niños, porque los piojos se instalan también en la de los adultos, a menudo contagiados por sus hijos.
Una simple visita a la farmacia permite constatar el gran mercado que mueven los piojos. La variedad de productos, marcas, laboratorios, presentaciones y formatos es ingente. En realidad pueden dividirse en dos grupos: el primero, el de los neurotóxicos, que contienen moléculas que actúan sobre su sistema nervioso (malatión, piretrinas…) y el segundo, el de los productos que actúan de forma mecánica, obstruyendo las vías respiratorias del piojo y haciendo que mueran por asfixia y deshidratación.
Los primeros son bastante agresivos para el cuero cabelludo y el medio ambiente, y algunos tienen un riesgo adicional: ¡no se le ocurra secarse el pelo con secador o encender un cigarrillo después de haberlo aplicado, porque puede terminar con quemaduras! Además, crean resistencias en los piojos. Los segundos son menos agresivos para el cabello y su entorno pero son menos mortíferos e igual de caros.
Y es que el precio de los productos no es una cuestión menor: si el pelo a tratar es largo y abundante hay que contar un frasco por aplicación y persona. Si lo multiplicamos por todos los miembros de la familia y por el hecho de que hay que repetir el proceso varias veces, el presupuesto comienza a dispararse.
Todo ello hace que estos productos se hayan convertido en una línea de negocio extremadamente rentable para la industria farmacéutica, que reacciona con ferocidad cuando algún especialista serio pone en duda la eficacia de sus productos. Así, una de las mayores expertas mundiales en el piojo, la doctora Catherine Combescot, investigadora en el CNRS francés y profesora en la universidad de Tours, que ha criado miles de piojos en su laboratorio para observar su comportamiento y evaluar la eficacia de los tratamientos – ¡da miedo sólo pensar en entrar en él!- tuvo la osadía en el pasado de citar marcas de productos y pronunciarse sobre su efectividad. Pero hoy difícilmente concede entrevistas y se niega a dar nombres.
Hay otra posibilidad de lucha contra el piojo, otro subsector económico que está en plena expansión y que ha llegado hace poco tiempo a las ciudades españolas procedente de Estados Unidos, donde hay un auténtico boom.
Se trata de las empresas dedicadas a retirar los piojos, a domicilio o en sus propios locales. Aprovechando la falta de tiempo en la sociedad actual, estas empresas cuentan con empleados que retiran los piojos con aparatos que los aspiran (o proyectando sobre la cabeza aire más caliente que el de un secador para matarlos). Y a continuación aplican el método tradicional: separar el pelo y peinarlo con una lendrera hasta que no quede nada. Eso sí, hay que desembolsar una media de unos 100 euros por persona (… o por cabeza, nunca mejor dicho).
Para quienes buscamos soluciones naturales, pero que también queremos eficacia y economía, les voy a contar una buena estrategia para abordar el problema de los piojos en las familias:
Este método no garantiza la limpieza total de piojos a la primera. Pero con él no maltratará su cabello, evitará desarrollar resistencias en los piojos y además se ahorrará un montón de dinero.
Pero tenga en cuenta que ningún método consigue acabar para siempre con los piojos, sobre todo porque aunque se haya “exterminado” a toda la población de piojos de una familia, pueden producirse nuevos contagios constantemente. En realidad la única forma de lograr acabar con ellos sería que todo un grupo (por ejemplo, todos los alumnos de un colegio y sus familias), iniciaran el mismo tratamiento contra los piojos, pero todos al mismo tiempo, para evitar que cuando algunos están limpios, vuelvan a contagiarse de otros que en ese momento están infestados, lo que convierte las infestaciones por piojos en ciclos sin fin.
¿Ha sufrido alguna vez la invasión de los piojos? ¿Conoce algún otro remedio casero para acabar con este molesto parásito? Le invito a compartirlo con el resto de lectores de saludnutricionbienestar.com haciendo un comentario un poco más abajo.
Fuentes:
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Muchas gracias por este remedio casero para combatir los piojos pero lo que verdaderamente me tiene frustrada/agotada y tambien al 90 % de los neoyorkinos es la invasion de bedbugs (chinches) con la que las compañías fumigadoras están haciendo millones.
Alguna sugerencia? Mil gracias.
Problema para eliminar piojos y liendres sin gastar dinero en productos para piojos que son carísimos y no sirven para nada.
Rociar la cabeza con alcohol de 96 dejar una hora tapando la cabeza con un gorro de plástico después lavar bien la cabeza con un champú normal y van cayendo los piojos por si solos repetir el lavado por segunda vez y aclarar con agua abundante. Después pasar una liendrera de metal con las púas bien juntas en el lavabo mechón por mechón y sacudir la peina. las liendres caen solas.
Si es necesario volver a repetir la operación una semana después. Remedio infalible fuera piojos. Ir pasando la liendrera cada dos días y no es nada agresivo para el cuero cabelludo y deja el pelo suave como la seda.
A mi personalmente me ha ido muy bien lavar la cabeza y en el pelo ya enjuagado he echado directamente vinagre friccionando sobre el cuello cabelludo, he dejado actuar unos minutos y he vuelto a enjuagar.
Después de secar con una toalla he pasado la peineta sobre pequeños mechones hasta pasarla por todo el pelo. He repetido durante una semana, todos los días y acabas con ellos y el pelo muy suave y brillante.
A mi me ha ido muy bien con el vinagre y un gorro de plástico un par de horas. Por supuesto la liendrera es importante.
Gracias por abordar problemas que nos agobian tanto y darles una solución sencilla y barata.
No conozco nada más efectivo para cortar las recidivas de infección por piojos que el medicamento homeopático PSORINUM 200CH, resulta ser casi milagroso como se corta ese ciclo vicioso a pesar de todas las medidas de higiene que muchas personas aplican una y otra vez.
Para su administración sería conveniente consultar a algún homeópata.
Mi familia y yo llevamos mucho tiempo con problemas de piojos…
Cuando un miembro de la familia está «limpio» de piojos, otro vuelve a traer. Mi opción es pasar la lendrera todos los días por el cabello de mi hija y el móo. Nos lleva poco tiempo y ya estamos acostumbradas. Hay un producto en la farmacia que que es muy barato y muy efectivo en momentos de pleno apogeo del piojo.
Nací y me crié en Melilla.
Éramos 6 hermanos, ninguno de ellos tuvo en su cabeza un piojo en su vida, los que venían a casa lo hacían sobre mi cabeza. En cuanto que mi madre o Fátima me veían rascar con desesperación mi pequeña cabeza, hacían una «pasteta» con henna y agua caliente. Me la cubrían totalmente con la pasteta (mi pobre cabeza parecía cubierta de barro, aún lo recuerdo y ahora tengo 64 años), me la tapaban bien con una toalla con la que dormía toda la noche. Al día siguiente mi pelo brillaba lo indecible y no debía quedar ni uno porque, milagro, ¡no me picaba nada!
Siempre he disfrutado de preciosa melena y a pesar de un cáncer hace quince años y mi edad, sigo disfrutando de buen pelo. O sea que malo no debía ser el «mejunge» casero hecho con la henna.
El vinagre tampoco va mal. El problema es que si la criatura «potadora» se ha rascado con desesperación, se habrá arañado el cuero cabelludo y por experiencia os digo que lo pasará «canutas».
Suprimid el vinagre, please