La ashwagandha o bufera es una planta adaptógena que se viene empleando desde hace siglos en el Ayurveda (medicina tradicional de la India). Y no es para menos dado su potencial frente al estrés y a la hora de fortalecer el sistema inmunitario. Estos efectos ya han sido corroborados por la ciencia, pero ahora se ha descubierto su interés para el cuidado del cabello(1).
En realidad, este efecto es otra consecuencia de sus principios activos. Y es que gracias a ellos consigue bajar el nivel de cortisol del organismo, lo que contribuye a mitigar el estrés. Pero al reducir la presencia de esa hormona también previene la caída prematura del cabello, ya que el estrés es uno de los principales factores de riesgo.
Aunque aquí no acaba todo. También ayuda con los problemas capilares debidos a un desequilibrio hormonal, como la alopecia androgénica, porque sus principios activos también equilibran todas las hormonas del cuerpo. En concreto, inhiben la producción de dihidrotestosterona, que es la hormona implicada en ese tipo de alopecia.
Y, por último, como la ashwagandha mejora el flujo sanguíneo en general, incluido el que llega hasta los folículos pilosos, también nutre el cabello y lo fortalece. De este modo, previene su caída y ayuda en su recuperación. Y esto también lo consigue gracias a sus propiedades antiinflamatorias y antioxidantes, muy beneficiosas en caso de caspa, psoriasis o eccema, entre otras afecciones del cuero cabelludo.
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