¿Puede haber un plato de comida más típicamente español que la tortilla de patatas? Le hablamos de la tortilla de patatas, y en concreto de la que está poco cuajada, tras un brote de salmonelosis que ha hecho saltar las alarmas.
La salmonelosis es una afección provocada por la bacteria Salmonella y es una de las patologías alimentarias más habituales.
Pues bien, una de las fuentes de infección más comunes son las comidas elaboradas con huevos, como las tortillas que tanto nos gustan. Por ello, para que no se prive de este manjar, le damos las claves para protegerse de la salmonelosis.
Cuando cada cierto tiempo surge la noticia de un brote de salmonelosis en algún restaurante, como ha sucedido en los últimos días en un conocido establecimiento de Madrid, los huevos vuelven a demonizarse. Sin razón.
No solo porque se trata de un alimento muy saludable y repleto de beneficios. También porque en realidad el peligro no es el alimento en sí, sino cómo se elabora y cómo se conserva después.
La salmonelosis se produce sobre todo con alimentos crudos, ya sean carnes, lácteos o frutas. Y en la tortilla el peligro puede surgir si no está cuajada.
Cuando vaya a cocinar con huevos piense que hay que consumir esos platos lo antes posible. Y es mejor desechar lo que haya sobrado y no guardarlos crudos para otro día.
Los síntomas por los que podemos sospechar que nos hemos contaminado con la bacteria Salmonella son parecidos a los de una gastroenteritis: dolor de estómago, fiebre, malestar o diarrea. Y aparecen entre el primer y tercer día desde que se consume la comida infectada.
Por regla general la infección no es grave y al cabo de una semana la persona se recupera. Eso sí, hay que tener cuidado si se expande más allá del aparato digestivo, ya que puede ser difícil de controlar.
Además, muchos de los afectados pueden requerir ingreso hospitalario debido a las fuertes diarreas que ocasiona la Salmonella, lo que puede llegar a provocar una deshidratación que incluso llegue a poner en riesgo la vida del afectado.
Llegados a este punto, para que no se prive del disfrute que supone una buena tortilla de patata queremos darle unos sencillos consejos para evitar la infección.
La salmonelosis tiene su origen en la falta de higiene durante la manipulación de los alimentos. Por lo que hay que lavarse bien las manos y tener bien limpios los utensilios de cocina antes de “meter las manos en la masa”.
Y dado que la base de una buena tortilla de patatas son los huevos (con permiso de la patata), para evitar la proliferación de la Salmonella hay que desechar los que tengan cualquier signo “sospechoso” en la cáscara. Por ejemplo, alguna grieta que ponga el contenido en contacto con el exterior.
Eso sí, se recomienda no lavarlos porque al hacerlo, si la cáscara estaba contaminada, puede hacer que la bacteria pase al interior del huevo; el agua, el jabón u otros detergentes pueden eliminar una capa protectora que recubre la cáscara del huevo, que es porosa, lo que podría facilitar la penetración de microorganismos a su interior.
La yema y clara de huevo son dos excelentes medios de cultivo bacteriano. Si la cáscara del huevo está sucia conviene pasarle con suavidad una esponja húmeda, lavándose las manos antes y después. Por supuesto, han de permanecer refrigerados hasta el momento de usarlos.
Además, al cascar el huevo debe hacerse en otro recipiente distinto al que hemos usado antes. Tenga también en cuenta que al hacer salsas con huevo crudo, como la popular mayonesa, tiene que añadir una buena cantidad de ácido, para lo que puede recurrir al vinagre o al limón.
Los ácidos empleados en su elaboración dificultan la multiplicación de las bacterias. Y recuerde que ha de guardar enseguida la mayonesa en la nevera.
Por último, cuando salga a comer fuera, para evitar riesgos puede informarse si su comida está hecha con los denominados “ovoproductos”, en torno a los que existe toda una industria.
Sepa que según la normativa actual elaborar los platos típicos de nuestra gastronomía con buena calidad sigue siendo posible. Solamente ha de controlar bien la temperatura mínima de cocinado (75º C) y la correcta conservación de los alimentos elaborados con huevo o sus derivados (la temperatura máxima de conservación ha de ser 8º C). (1)
Los ovoproductos son preparados de huevo muy procesados cuya principal ventaja es que los aspectos sanitarios están garantizados… aunque claro, no son los huevos frescos que su abuela cogía directamente de sus gallinas.
Existen muchas razones para disfrutar de los huevos, tantas como sus abundantes propiedades, que les cuento aquí. Cómalos sin miedo.
Así que ya sabe. Si toma las precauciones necesarias al cocinar en su casa, puede disfrutar de la tortilla de patatas sin miedo.
(1) Real Decreto 1254/1991, de 2 de agosto, por el que se dictan normas para la preparación y conservación de la mayonesa de elaboración propia y otros alimentos de consumo inmediato en los que figure el huevo como ingrediente.
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Gracias por esta importante información. Una buena clase de alimentación sana y natural, de la que siempre y a diariario nos dais. Un saludo. Reitero mi agradecimiento.