Estimado Lector,
Hoy quiero hablarle de un estudio fascinante:
Como ve, se trata de una investigación publicada en agosto del año pasado en la prestigiosa revista Nutrients.
Entre sus conclusiones destaca el impacto positivo de la combinación de ácidos grasos omega 3 y probióticos frente a la inflamación crónica de bajo grado (algo que sugieren cada vez más investigaciones, como los propios autores señalan).
Esto es importantísimo por dos razones:
Es probable que ya no sea nuevo para usted eso de que “el intestino es el segundo cerebro”. Y es que la conexión entre los sistemas intestinal y cerebral está hoy fuera de toda duda (aunque por supuesto se sigue investigando para determinar hasta dónde llega su alcance).
Ahora bien, todo esto, ¿qué implica para usted? ¿Por qué se lo cuento?
Pues lo hago porque, si bien seguramente lleva años oyendo que estos ácidos grasos son indispensables para la salud cardiovascular, para contrarrestar la inflamación y para combatir las dolencias articulares e incluso el cáncer, entre otras patologías, lo más probable es que nadie le haya hablado nunca del papel probiótico del omega 3.
Y esto es en realidad mucho más que un beneficio que se suma a otros que ya conocíamos: es, en algunos casos, la explicación de CÓMO opera el omega 3 en el organismo para conseguir tales efectos.
Una mala alimentación, pobre en fibras y nutrientes de tipo prebiótico -que sirvan como alimento a las bacterias buenas del intestino y que ayuden a mantener una microbiota equilibrada-, acaba pasando una enorme factura a la salud (algunas dietas consideradas “saludables” también pueden afectarle muy negativamente, como verá).
Y es que a la larga ese desequilibrio microbiano (la conocida como “disbiosis”) provoca una mayor porosidad de la pared intestinal, con lo que terminan pasando a la sangre numerosos tóxicos y agentes nocivos que, de forma general, deberían ser expulsados del organismo a través de la evacuación.
El paso de estas partículas, en especial de una molécula grasa muy concreta, genera la inflamación crónica de bajo grado (también llamada “silenciosa”) de la que hablábamos al principio. Y esta, aunque podría parecer inofensiva en un primer momento, va minando la salud de forma insidiosa y dramática.
De hecho, lo hace hasta tal punto que termina siendo responsable de muchas de las de enfermedades de tipo inmunitario, inflamatorias y metabólicas de nuestros días: desde arterioesclerosis a dolencias autoinmunes, y neurodegenerativas, arterioesclerosis, diabetes, cáncer…
Lo cierto es que, en las peores patologías de nuestro tiempo, aquellas que más vidas arrasan, es muy común este fenómeno. Y no solo en el desarrollo de la propia enfermedad: no atender a este factor a la hora de abordarla vuelve inútil cualquier tratamiento, pues de ese modo se actúa sobre los síntomas pero la causa del problema no desaparece.
Y, sin embargo, seguimos igual:
Una de las claves para conseguir una microbiota sana y funcional, que le proteja, acabo de dársela: la combinación de probióticos y de omega 3.
Pero, ¡ojo! No vale ni cualquier probiótico ni cualquier omega 3.
Y además hay muchos otros factores -particularmente alimenticios- que cabe tener en cuenta.
Hay determinadas dietas que no solo no favorecen la biodiversidad microbiana, sino que encima menoscaban la proliferación de bacterias buenas.
Usted debería saber si está cometiendo errores por los que su salud podría pagar (o estar ya pagando) un alto precio. Y es que lamentablemente de nada vale que tome probióticos y omega 3 si estos no son los adecuados, o si no los acompaña con otras pautas determinantes para potenciar sus efectos.
Entonces, ¿qué le propongo?
Conocer con todo lujo de detalles:
Podrá leer sobre todo esto en un fascinante artículo de Salud AlterNatura en el que el Dr. Arturo O’Byrne, profesor de Cátedra en Medicina Integrativa en la Universidad Javeriana de Cali (Colombia), le da las claves que necesita para empezar a beneficiarse de este efecto del omega 3.
Este reconocido experto internacional lleva años trabajando intensamente en la divulgación de un nuevo concepto en medicina que entiende a los pacientes como un todo, como un conjunto en el que tienen cabida la dimensión física, la emocional y la espiritual.
Simple y llanamente, lo que propone la medicina holística y lo que también nosotros defendemos: una nueva forma de entender la salud en la que el paciente forma parte activa de su bienestar y de su curación. En la que toma las riendas de su propia vida.
En este nuevo ejemplar de Salud AlterNatura, correspondiente al mes de junio, también podrá leer sobre otras claves importantes para su salud y la de su familia:
Este ejemplar se enviará a la imprenta el próximo martes 18 de mayo, por lo que si quiere recibirlo usted también tendrá que solicitarlo aquí antes de la medianoche del día previo, el lunes 17 de mayo.
Para no quedarse sin él, le invito a que lo pida ahora. Así no se le olvidará y dentro de pocos días lo recibirá en su correo electrónico. Y de igual modo, si solicita recibir el ejemplar impreso, también le llegará próximamente a su casa.
Creo que empezar a recibir Salud AlterNatura es la mejor decisión que puede tomar para su salud y la de los suyos; una que marcará un antes y un después en sus vidas.
Sin embargo, de nada vale lo que yo le cuente aquí si no lo prueba usted mismo.
Es por ello que quiero informarle de que, sea como sea, suscribirse no le compromete a nada. Y es que usted contará con nuestra GARANTÍA DE ABSOLUTA SATISFACCIÓN.
¿Qué quiere decir eso? Que una vez haya recibido el primer ejemplar tiene todo un mes (30 días) para cancelar su suscripción si cambia de opinión, en cuyo caso recibirá el reembolso de la totalidad del pago (y podrá conservar todo lo que haya recibido hasta entonces).
¡A su salud!
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