El dolor neuropático crónico, originado por una lesión de las estructuras nerviosas, es un tipo de dolor que puede llegar a ser incapacitante y ante el que poco puede hacer la medicina convencional. Ahora un grupo de investigadores ha realizado un sorprendente descubrimiento: ser más propenso a la ansiedad y a la depresión, o por el contrario tener una personalidad más sociable, afecta a la intensidad de ese dolor(1).
La responsable de esta curiosa relación es la amígdala, región del cerebro encargada de regular la expresión de los diferentes genes, incluidos los que afectan a la personalidad. Así, los investigadores han demostrado que si existe un alto nivel de los genes Il6 y Pdyn (que intervienen en diferentes procesos inflamatorios y de sensibilización al dolor), la persona es más sensible al dolor y además tiene unos rasgos de personalidad concretos (es más propensa a la depresión).
También han comprobado que después de una lesión nerviosa la expresión de esos genes se ve influenciada precisamente por los rasgos de la personalidad. Por ejemplo, la ansiedad los potencia, mientras que la sociabilidad los reduce.
Fuentes:
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