El Pleurotus ostreatus es conocido como «seta ostra» por su aspecto tan particular.
Se trata de una de las variedades de hongos comestibles más abundantes, representando en torno al 25% de la producción mundial. Es, junto con el shiitake y el champiñón, la seta más cultivada en todo el mundo.
Asimismo, dentro de la denominación de “seta ostra” se agrupan más de cincuenta especies que ofrecen una gran variedad de formas y colores. Desde el amarillo vivo hasta el gris perla, pasando por el rosa chicle.
Y todas ofrecen nutrientes muy beneficiosos para la salud, que podrá obtener gracias a la receta que le indicamos más abajo.
Al igual que otros hongos, la seta ostra es rica en selenio, elemento clave para el metabolismo del organismo, además de en antioxidantes que ayudan a retrasar el envejecimiento del cuerpo. Y a ello hay que añadir su alto contenido en polisacáridos, que participan en el correcto funcionamiento del sistema inmunitario.
Otra de sus particularidades es que contiene un tipo de glúcidos que las enzimas digestivas no pueden digerir, pero que las bacterias del colon sí pueden fermentar, lo que hace que se comporten de manera similar a la fibra alimentaria. En concreto, se hinchan con el agua y ayudan a regular el tránsito intestinal, previniendo así posibles trastornos digestivos como hinchazón, estreñimiento, diarrea, etc.
Asimismo, su consumo aumenta la producción de ácidos biliares, que regulan el metabolismo de las grasas y participan en el correcto funcionamiento del sistema digestivo.
La seta ostra es conocida por ser una importante fuente de vitaminas del grupo B:
Por si esto fuera poco, es una importante fuente de minerales como hierro, zinc, fósforo y potasio. Y todos ellos son esenciales para prevenir patologías como anemia, insuficiencia renal, fatiga crónica, daño muscular, problemas cardíacos…
Aunque lo mejor es que, además de ofrecer estos beneficios, la seta ostra es muy apreciada en la gastronomía.
Así pues, ¿qué mejor manera de obtener sus propiedades que elaborando la siguiente receta?
Además de la seta ostra, la chalota es el otro ingrediente estrella de esta receta. Pertenece a la familia de las aliáceas, al igual que la cebolla, aunque su concentración en polifenoles es mucho mayor.
Y esto la convierte en una gran aliada antioxidante a la hora de combatir los radicales libres y fortalecer el sistema inmunitario, además de para controlar el nivel de colesterol.
Ingredientes (para 4 personas)
Elaboración
Primero, prepare la crema de coco con 2 tazas de coco, ¼ de taza de azúcar (o de otro edulcorante), esencia de vainilla y una pizca de sal. Mezcle todos los ingredientes y caliéntelos a fuego lento hasta que el azúcar se haya derretido, sin dejar de remover en ningún momento. Una vez listo, retire la mezcla del fuego y déjela enfriar a temperatura ambiente, o refrigerada, según la consistencia que desee obtener.
Cuando esté lista la crema de coco, pele las 2 chalotas y píquelas finamente. Vierta 1 cucharada de aceite de oliva en una sartén y caliéntela a fuego medio para sofreír las chalotas durante 2 minutos, sin dejar de remover.
A continuación, limpie los 500 g de seta ostra, cortándolas en láminas gruesas, y añádalas al fuego junto con las chalotas. Remueva todo de nuevo hasta que estén bien doradas.
Por último, salpimiente al gusto, añadiendo el ajo y la crema de coco a la mezcla, y remueva bien. Y para darle un último toque de color y sabor, espolvoree el resultado con perejil picado justo antes de servir.
¡Que aproveche!
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