Y, por otro lado, permite analizar a fondo el estado de la córnea para determinar con antelación qué personas tienen una reserva lacrimal reducida, por lo que probablemente desarrollarán el síndrome de ojo seco en el futuro. Así se confirmó en las pruebas realizadas, incluso con personas que no tenían ningún síntoma que pudiera asociarse a ese trastorno, las cuales pudieron tomar medidas antes de que se agravara.
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