Hace unas semanas ofrecí en un Tener S@lud una receta de helado de aguacate y té matcha a nuestros lectores, y varios de ellos pusieron de manifiesto sus dudas sobre cómo había que incluir esa infusión en la preparación.
Mi indicación era simplemente “añadir 2 cucharadas de té matcha”, pero tras leer sus comentarios me planteé si no debería dedicar uno de mis e-mails a presentar mejor este “superalimento”.
Y es que yo creía que todo el mundo conocía ya el té matcha. ¡Se ha convertido en un producto alabado por tantos expertos de salud natural…!
Sin embargo, para mi sorpresa comprobé que muchas personas ni siquiera saben que se trata en realidad de una especie de té verde en polvo (la palabra “matcha” significa, literalmente, “té en polvo”).
Es decir, que en la receta del helado en la que indicaba añadir “2 cucharadas de té matcha”, me refería a 2 cucharadas de polvo de este té.
Se trata de una variedad de té verde muy consumido en Japón y que se incluye en la tradicional ceremonia del té. Su principal característica, como acaba de ver, es que se vende en forma de polvo fino compuesto exclusivamente por las hojas desecadas de la planta, el cual se añade directamente al agua de la infusión.
Además, para crear este polvo se sigue un proceso muy particular. Antes de su recolección las plantas de té verde se cubren con una tela para evitar que les dé el sol de forma directa, lo que ralentiza su crecimiento y favorece una mayor concentración de sus nutrientes, antioxidantes y aminoácidos (también es lo que hace que el color verde de sus hojas sea mucho más intenso).
Después, se recolectan a mano y se pasan por vapor, para evitar su oxidación, y finalmente son desecadas y molidas (sin el tallo, solo las hojas) hasta crear un polvo muy fino de color verde, que es precisamente lo que se conoce como “matcha”.
Es decir, que no todo el té verde es té matcha, al igual que tampoco lo es todo el té en polvo. Es ese minucioso y exigente proceso de elaboración lo que hace que, comparando la misma cantidad de té verde y té verde matcha, el segundo supere al primero hasta 137 veces en lo que respecta al contenido en polifenoles.
Los polifenoles más presentes en el té verde pertenecen a la familia de las catequinas, siendo la más potente la famosa EGCG (epigalocatequina galato).
También contiene taninos, polifenoles de cadena larga que presentan baja biodisponibilidad (apenas se absorben por el organismo) y bloquean la absorción del hierro en los intestinos, lo que permite que luego sea expulsado con las heces.
Esta capacidad protege al organismo, especialmente al tubo digestivo, de todos los efectos indeseables del exceso de hierro (que es prooxidante, proinflamatorio e impulsor tanto de agentes infecciosos como de células cancerosas).
En el caso de las catequinas, estos polifenoles reducen la presencia de minerales corrosivos (hierro y cobre) en los órganos y en los tejidos conjuntivos (cartílagos, tendones, fascias y las capas externas de los vasos sanguíneos).
También estimulan un conjunto de acciones que permite reparar y proteger las células del organismo, incluyendo la reparación del ADN, la evacuación de las proteínas dañadas por autofagia (reciclaje por digestión), la multiplicación de las mitocondrias (centrales energéticas), el mayor rendimiento de las calorías y una mejor eficacia de las defensas antitóxicas y antiinfecciosas.
Y nuevos estudios han demostrado que los polifenoles también favorecen la presencia de bacterias buenas en la flora intestinal, lo que resulta fundamental en caso de sobrepeso, diabetes, enfermedades cardiovasculares y neurodegenerativas e incluso trastornos psiquiátricos.
En el caso de las plantas, los polifenoles ayudan a superar numerosas situaciones de peligro como la falta de agua y de alimento, el exceso de calor o de frío y los ataques por parte de agentes infecciosos, depredadores o sustancias tóxicas, así como para hacer frente al estrés cuando se dan todas estas situaciones (ya que las plantas no pueden huir).
A esto se suma que, como en el cultivo ecológico no se emplean pesticidas químicos, las plantas deben hacer frente a más ataques de agentes externos y, como consecuencia, se estresan más. No obstante, a diferencia de lo que pudiera pensarse, esto resulta más beneficioso para nosotros, ya que debido a ese mayor estrés aumenta la presencia de polifenoles en la planta que resultan beneficiosos para nuestra salud.
En este sentido, son numerosos los estudios que han confirmado los beneficios de las catequinas del té verde y, en particular, de la EGCG. Estos polifenoles optimizan el metabolismo energético, mejoran la tolerancia a la glucosa y son antiinflamatorios, antihipertensivos (al igual que el té negro), cardioprotectores, neuroprotectores, antiestrés, antitóxicos y anticancerosos.
El té matcha resulta eficaz para combatir las siguientes enfermedades y afecciones:
En el caso concreto del tabaco, por ejemplo, un grupo de fumadores experimentó una disminución del 31% del 8-OHdG (marcador de daños oxidativos en el ADN) al cabo de 4 meses bebiendo este té.
Y además varios estudios de grandes cohortes han puesto de manifiesto que el consumo de té verde reduce la mortalidad por todo tipo de causas en un 11% (un 14% entre las causas cardiovasculares), mientras que otras investigaciones han confirmado los efectos antivíricos de la EGCG sobre la gripe, la hepatitis C y el virus Epstein Barr de la mononucleosis infecciosa.
Este es el té matcha en polvo que yo le proponía sumar al aguacate en la receta de hace unas semanas. ¡Todo un superalimento lleno de propiedades para la salud!
Quienes ya conocían toda esta información en el momento en el que recibieron la receta de helado son los suscriptores de Los Dossiers de Salud, Nutrición y Bienestar, nuestra publicación más longeva. Y es que hace solo unos meses el Dr. Jean-Paul Curtay, experto en nutriterapia y autor de esta publicación mensual, dedicó un ejemplar a los mejores -y menos conocidos- alimentos a su disposición.
En él no solo habla del té matcha, sino también de la acerola y de la granada, entre otros sorprendentes tesoros cargados de nutrientes y propiedades beneficiosas que la Naturaleza nos brinda y que posiblemente muchas personas nunca catalogarían como “superalimentos”.
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P.D.: Por cierto, la receta del helado de aguacate y té matcha ha sido todo un éxito. Muchos lectores se han animado a probarlo y han asegurado que estaba delicioso. ¡Y en mi casa también continúa haciendo las delicias de toda la familia! Así es que le animo a que también usted lo pruebe, si es que todavía no lo ha hecho. Aquí tiene la receta completa.
Imágenes:
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¡Buenos días!
He leído atentamente su artículo sobre el té matcha pero no hace ninguna referencia a la contaminación radioactiva que tiene que sufrir todo Japón. Yo nunca me he atrevido a consumirlo justo por este motivo.
Atentamente,
Beatriz R