El sueño de tener un hijo se resiste hoy día para muchas parejas.
Lo buscan con ilusión, lo intentan y lo siguen intentando. Cada mes el mismo anhelo que se desvanece a los pocos días. Es un camino largo en el que poco a poco van perdiendo la esperanza… y finalmente, 1.200 nuevas parejas por cada millón de habitantes y año (lo que supone en España 44.000 parejas) terminan cada año buscando ayuda médica. Análisis, pruebas, diagnósticos, tratamientos…
Si usted mismo (o alguien cercano) está pasando o ha pasado por eso, sabe bien de lo que hablo.
En cada ciclo ovulatorio de la mujer, las parejas sin problemas de fertilidad y con relaciones sexuales regulares tienen entre un 20 y un 30% de probabilidades de lograr un embarazo. Si se aplica ese porcentaje a un periodo de tiempo mayor, el resultado sería que al cabo de un año intentándolo, lograrían un embarazo el 85% de las parejas. Y de las que no lo lograsen el primer año, la mitad lo conseguirá el siguiente.
Claro que esas cifras teóricas no tienen en cuenta la edad de los progenitores, que es un factor esencial (especialmente en el caso de la mujer). Pero hay algo más: muy pocos saben todavía que hay factores externos (alimentación, contaminantes…) que tienen una enorme incidencia en la fertilidad.
Y como prueba basta analizar este dato: la concentración de espermatozoides de un hombre de 30 años europeo nacido en 1945 era de 102 millones/ml. ¿Sabe cuál era la cantidad en un treintañero nacido en los años 60? 51 millones/ml: exactamente la mitad. Y la cifra sigue cayendo.
Con esta información quiero decirle que, aunque el retraso de la edad de la maternidad en las mujeres sin duda juega un papel importante, no es el único. Todavía no se sabe a ciencia cierta por qué tener un hijo ahora es más complicado que antes, aunque existen algunas pistas. Por eso, cuando una pareja busca descendencia, debe poner todos los factores alineados para que jueguen a su favor.
Y eso debe hacerse no sólo cuando han pasado meses de intentos frustrados, sino cuanto antes. Porque además, muchas de las cosas que se hagan incluso antes de la concepción influyen no sólo en la concepción en sí, sino también en el desarrollo del feto durante el embarazo y en la salud del futuro bebé. ¡Razón de más para cambiar hábitos y actuar en la dirección correcta si se está pensando en ampliar la familia!
Un par de ejemplos que demuestran hasta qué punto hay margen para actuar:
Le aseguro que vale la pena prepararse (tanto el hombre como la mujer) para lograr la complicidad del propio organismo en la increíble y (a la vista de las estadísticas) cada vez más esquiva aventura de ser padres. Y ese es exactamente el objetivo del número de este mes de Los Dossiers de Salud, Nutrición y Bienestar, en el que descubrirá:
No espere a sospechar que puede haber problemas para empezar a actuar. Si usted se encuentra en esa etapa de la vida en la que pronto podría plantearse tener un hijo, es mejor estar informado cuanto antes de todo lo que puede hacer y lo que debe evitar.
Recibirá este Dossier completamente gratis, con toda la información que necesita, como regalo extra junto a su suscripción a Los Dossiers de Salud, Nutrición y Bienestar. Consígalo ahora en este enlace.
Y si no es su caso, pero sabe que alguien en su entorno tiene en sus planes tener un bebé, le aseguro que este Dossier es el mejor regalo que podría hacerle.
¡A su salud!
Juan-M. Dupuis
P.D.: Para más información sobre los Dossiers puede ver este vídeo.
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