Las personas con asma también suelen tener problemas de ansiedad o depresión. Para averiguar de qué manera estos trastornos están relacionados se ha llevado a cabo una investigación en la que se ha contado con 3.182 pacientes asmáticos(1).
Al inicio del estudio se constató que el 24% de los asmáticos sufría ansiedad y el 12% depresión. Pasados 6 meses en los que recibieron un tratamiento para controlar el asma volvieron a ser evaluados, y entonces se observó que sus niveles habían descendido significativamente. Esa menor incidencia fue lo que permitió que controlaran mejor su asma, ya que también se dio el caso contrario: los pacientes que seguían con ansiedad o depresión también tuvieron más crisis de asma.
A raíz de estos datos los investigadores señalan que la depresión y especialmente la ansiedad deben tenerse muy en cuenta en todos los tratamientos contra el asma. Y es que un mejor control de estos factores repercute directamente sobre los síntomas asmáticos, mejorando así la calidad de vida del paciente.
Fuentes:
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