En Noruega se ha construido un hospital revolucionario. No porque incorpore los últimos avances médicos, sino porque es el ejemplo perfecto de una visión más completa de la medicina donde, además de ofrecer al paciente un tratamiento adecuado, también se concede una gran importancia a su bienestar y conexión con la naturaleza. Y para ello nada mejor que darle la opción de evadirse y respirar la paz y la tranquilidad que da el bosque… como en el que se ha construido ese hospital.
Pero este hospital(1) no se ha centrado solo en la construcción de un hospital en un paraje tan hermoso. En torno al edificio también se han construido pequeños refugios de madera perfectamente integrados con el entorno. De unos 35 m2, estos refugios están pensados para los pacientes que deben someterse a largos tratamientos, para que cuenten con un lugar tranquilo en el que puedan relajarse, solos o con sus familiares, y donde también puedan realizar las diferentes terapias.
Todo ello contribuye a que el paciente afronte con más ganas el tratamiento, independientemente de la enfermedad que padezca, al encontrarse en un escenario mucho más tranquilo y natural; completamente alejado de las frías instalaciones de un hospital convencional, que muchas veces suponen un estrés añadido para el paciente y sus familiares.
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