Una proteína denominada omentina (encargada especialmente de aumentar la sensibilidad de los tejidos a la insulina y de efecto antiinflamatorio y vásculoprotector) sería capaz de contrarrestar los efectos secundarios a nivel cardíaco que implica el tratamiento antineoplásico (es decir, que combina varias terapias), concretamente cuando incluye un antimitótico quimioterapéutico conocido como docetaxel, muy utilizado en caso de cáncer de mama.
Y es que la cardiotoxicidad de este tratamiento, ampliamente prescrito en oncología frente a los tumores mamarios y cuyo uso se ha asociado a problemas electrofisiológicos, isquémicos y a insuficiencia cardíaca, acaba comprometiendo la calidad de vida de las pacientes que sobreviven, al tiempo que también aumenta su riesgo de muerte.
Pues bien, un estudio reciente(1) ha evaluado el poder de una simple proteína, la omentina (la cual se sintetiza en diversos tejidos, entre ellos del corazón, de los pulmones y de las células del intestino delgado, entre otros), para prevenir estos efectos secundarios. Esta es una adipocina(2) a la que se atribuyen beneficios relativos a la regulación de las actividades metabólicas, así como efectos antiinflamatorios y cardioprotectores (de hecho, unos niveles bajos de omentina están relacionados con enfermedad arterial coronaria, insuficiencia cardíaca e infarto agudo de miocardio).
El trabajo de estos investigadores ha demostrado ahora que esta sustancia es capaz de inhibir la muerte celular inducida por el medicamento contra el cáncer docetaxel, por lo que se podría afirmar que esta proteína modula su tendencia a la cardiotoxicidad y a dañar los cardiomiocitos.
En cualquier caso, hay que seguir investigando a fin de que este avance sirva un día para ofrecer un tratamiento quimioterapéutico exento de riesgos a los pacientes de cáncer más vulnerables.
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