La efectividad de una vacuna depende en parte de lo bien o mal que se haya dormido en los días previos y posteriores a la inoculación de la misma. Así lo sugiere un reciente metaanálisis en el que se han analizado siete estudios centrados en la vacunación frente a la influenza, las hepatitis A y B y el SARS-CoV(1).
Publicada en Current Biology, esta investigación concluye que las personas que duermen menos de 6 horas por noche producen menos anticuerpos que las que descansan 7 horas como mínimo. Y esa menor producción de anticuerpos conlleva una peor respuesta del sistema inmunitario, que es lo que explicaría la efectividad más baja de la vacuna recibida.
Además, cabe señalar que esa menor producción de anticuerpos dependiendo de las horas que se hayan dormido es más variable en las mujeres. Y esto podría explicarse, según los investigadores, por los cambios en el nivel de hormonas de las mujeres cuando llegan a determinada edad.
1.Valles-Colomer, M., Blanco-Míguez, A., Manghi, P. et al. “The person-to-person transmission landscape of the gut and oral microbiomes”. Nature. 2023.
Artículos relacionados