“¿Por qué están ustedes en contra de la vacuna del virus del papiloma humano (VPH) después de ver lo que le ha pasado al niño de Olot que no se vacunó contra la difteria?”
Ésta es la pregunta que nos están haciendo una y otra vez estos días algunos lectores de Tener S@lud, y a la que el Dr. Carlos Álvarez-Dardet, promotor de una petición para solicitar al Gobierno la paralización de la vacunación contra el VPH, no deja de dar respuesta en cuantas entrevistas en medios de comunicación le están solicitando.
Dado que yo mismo le he animado a usted, querido lector, a firmar la petición, me parece muy importante arrojar luz a lo que estamos oyendo estos días en torno a la vacunación.
La casualidad ha hecho que coincidan en el tiempo dos hechos que han tenido como protagonistas a las vacunas.
Y digo “valientemente” con toda intención, porque es casi heroico desde un puesto como el suyo enfrentarse a la opinión de algunos colegas, a la todopoderosa industria farmacéutica y a muchos medios de comunicación que, lejos de abrir espacios para el debate tal y como en teoría propugnan, se apuntan a la descalificación fácil.
No hay que olvidar que Álvarez-Dardet, además de impartir clase desde su cátedra de Salud Pública de la Universidad de Alicante, ha sido presidente de la Asociación Europea de Salud Pública (EUPHA) y de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS). Ha sido asesor sobre ciudades saludables, reformas de los servicios de salud y edición científica de la Organización Panamericana de Salud (OPS-PAHO) y de la Organización Mundial de la Salud (OMS). En el año 2011 recibió la Orden Civil de Sanidad, que es la máxima condecoración del Estado en materia de Salud.
Sabe de lo que habla.
Por eso también es encomiable su valor al enfrentarse al establishment, porque lo políticamente correcto, la opinión imperante, viene a decir que dado que las campañas de inmunización comunitaria son positivas, poner en tela de juicio cualquier cosa relacionada con ellas es “anticientífico” y prácticamente atenta contra la salud pública.
El vendaval informativo que ha originado estos días el caso del niño de Olot se hace eco triunfalista del arrepentimiento de los padres por no haber vacunado a su hijo, encontrando en ello la prueba irrefutable a favor de todas las vacunas sin excepción: unos padres que hacen público acto de contrición y vuelven al camino correcto (“aceptan ahora vacunar a su otra hija”, apostillan en grandes titulares con cierto retintín).
A mí, sinceramente, lo que me parece es una repugnante manipulación del dolor de unos padres. Porque claro que los padres del niño de Olot se arrepienten de no haber vacunado a su hijo. Del mismo modo que los padres de cada niño que ha sufrido efectos adversos graves a consecuencia de una vacuna también se arrepienten de habérsela puesto.
¿O cree alguien que los padres de Luca (fallecido a los tres años por los efectos de la vacuna Infanrix hexa, que inmuniza frente a seis enfermedades, entre ellas la difteria), o los de Carlos (tetrapléjico con el diagnóstico de “encefalitis aguda diseminada post-vacunal” tras recibir a los 18 meses la vacunación contra difteria, tétanos y polio), no maldicen el momento en el que llevaron a sus hijos a vacunar?
La variable que debe ser válida desde un punto de vista científico para medir la necesidad, eficacia y seguridad de una vacuna no puede ser el número de titulares que acaparan las noticias “provacunas” y “antivacunas” en los medios de comunicación.
Este ejemplo, que tomo prestado de Miguel Jara, periodista y escritor especializado en temas de salud, es muy claro:
“La vacuna contra el sarampión provoca una encefalitis por cada millón de dosis, pero compensa, pues el propio sarampión produce una encefalitis por cada mil casos”. (3)
Pues que no compensa, tan sencillo como eso. Es mayor el daño que produce que los supuestos beneficios que se espera que proporcione.
Un estudio ha analizado las tasas de notificaciones de reacciones adversas entre 2007 y 2011 en la Comunidad Valenciana (allí fue donde saltaron los primeros casos y donde se puso en marcha la Asociación de Afectadas de esta vacuna, la AAVP). Y la conclusión es que respecto a la vacuna contra el VPH se recibieron un 165 % más notificaciones de síncopes y pérdidas de conciencia tras la vacunación y un ¡700% más! notificaciones de convulsiones de las recibidas por todas las demás vacunas. (4)
Muchas vacunas sistémicas (es decir, que benefician al individuo que las recibe y al mismo tiempo a todo el grupo de población), han logrado enormes avances en salud pública y son universalmente aceptadas. En este grupo precisamente está la vacuna contra la difteria (5) y también la del sarampión, la poliomielitis, la rubeola, la parotiditis, la tosferina y el tétanos.
Reconocer el valor de estas vacunas como herramienta de prevención de enfermedades no impide poner en tela de juicio otras vacunas que las compañías farmacéuticas intentan imponer, y que provocan más daños que beneficios. La vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH) es un claro ejemplo de estas últimas.
Y el doctor Carlos Álvarez-Dardet, defensor de la vacunación como estrategia preventiva de salud, no ha dudado un segundo en mostrar su desacuerdo contra la vacuna del VPH, por considerarla “ineficaz, innecesaria y peligrosa”. Y lleva clamando contra ella desde que se autorizó su uso en cuantas tribunas ha tenido ocasión.
Porque con las vacunas no es o todo o nada. Se puede estar a favor de la vacunación como herramienta de salud pública y estar en contra de una determinada vacuna. O incluso a favor de una vacuna concreta en ciertos países y en contra de esa misma vacuna en otros. O a favor de determinada vacuna si se llega a demostrar su necesidad, su eficacia y su seguridad y en contra mientras no esté plenamente demostrado.
Eso es precisamente el pensamiento crítico, no comulgar con los totalitarismos. Y en ciencia es imprescindible.
El Dr. Álvarez-Dardet no es el único que está en contra de la vacuna del VPH. Decenas de médicos y profesionales de la salud, cientos, miles de ellos, también lo están.
Un conjunto de médicos acaba de firmar un manifiesto llamado “Vacunas: no todas son iguales” (6)
Estos médicos, que apoyan sin fisuras la petición del Dr. Álvarez-Dardet en contra de la vacuna contra el VPH, afirman en su manifiesto que:
“Es irracional afirmar que los científicos, académicos y profesionales que persiguen más transparencia con los efectos secundarios de las vacunas o son críticos con algunas vacunas, están contra la salud pública. Muchas respuestas sobreactuadas “a favor de todas las vacunas” son las típicas de la ganancia de pescadores en río revuelto; es decir, están dirigidas no por una preocupación genuina por la salud pública sino por intereses comerciales y de poder corporativo profesional. Lo que conviene es una actitud que no desacredite las vacunas sistémicas pero que facilite el debate científico tanto sobre las vacunas necesarias como sobre las no necesarias”.
No puedo estar más de acuerdo con esta afirmación.
Porque cuando se busca la verdad científica, si de algo hay que huir es de la visceralidad y la irracionalidad. Los fundamentalismos no ayudan a que la población confíe en las vacunas. Ni en las vacunas ni en nada.
“Vacunar no ha de ser un acto de fe. Y existe Inquisición para quien ose ofrecer una visión crítica de algunos aspectos de las vacunas”, como argumenta de forma muy gráfica Miguel Jara en su libro “Vacunas, las justas”. (7)
Jara tiene claro que “Ni se puede obviar que hay vacunas necesarias, efectivas y seguras ni lo contrario, que por defender las primeras olvidemos que hay otras que no reúnen las condiciones para ser consideradas así”.
La vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH) se introdujo en España con la promesa de que iba a prevenir el cáncer de cuello de útero. Una falsa promesa.
Me gustaría que leyera atentamente lo siguiente sobre este tipo de cáncer y la vacuna.
No soy yo quien lo dice. Ni el Dr. Álvarez-Dardet. Ni la Asociación de Afectadas por la Vacuna del Papiloma.
Lo dice la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), una organización independiente sin ánimo de lucro respetada y valorada por su labor de información a la población, el acompañamiento a enfermos y familiares y el fomento a la investigación del cáncer.
Éstas son algunas de las claves que ofrece sobre el cáncer de cuello de útero en nuestro país y la vacunación (puede leer mucho más sobre ello en su página web o contactar directamente con la Asociación Española Contra el Cáncer en busca de información): (8)
Después de haber leído la información anterior de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), quizá usted esté de acuerdo con el Dr. Carlos Álvarez-Dardet y con tantos otros profesionales de la salud en que no es una vacuna necesaria en nuestro país, ni tampoco es efectiva.
Y además no es segura, dados los efectos adversos terribles que está produciendo en niñas sanas (muerte, invalidez permanente por enfermedad del sistema nervioso, desórdenes autoinmunes, embolismos pulmonares, síndrome de Guillain-Barré, desmayos, temblores, síncopes, convulsiones, vértigos, pancreatitis, lupus…), que no compensan en absoluto los beneficios que supuestamente va a traer a la población.
Las voces críticas contra está vacuna no son algo nuevo ni sólo se están produciendo en nuestro país. Es especialmente llamativo el testimonio de la Dra. Diane Harper, la principal investigadora que participó en la creación de esta vacuna en uno de los laboratorios que la produce, y que también cuestiona la eficacia real de la vacunación y considera que un método mucho más efectivo para prevenir el cáncer cervical son los controles ginecológicos. (9)
Diane Harper es profesora y directora del departamento de Medicina Familiar y Geriatría de la Universidad de Louisville, en Estados Unidos. Su área de especialización es el virus del papiloma humano y las enfermedades asociadas a él.
Sabiendo todo esto, ¿hay alguien que pueda estar en contra de lo que solicita el Dr. Álvarez-Dardet en su petición? Él y la Asociación de Afectadas por la Vacuna del Papiloma Humano (AAVP) recogen firmas para solicitar al Gobierno que se paralicen las campañas masivas de vacunación de niñas, retirando la vacuna de los calendarios de vacunación, hasta que no se demuestre su eficacia, su seguridad y su necesidad.
¿De verdad alguien puede no estar de acuerdo con que se organicen unas jornadas científicas independientes sobre esta vacuna (que no sean patrocinadas por los laboratorios farmacéuticos que la comercializan)? ¿o que haya transparencia sobre los casos de efectos secundarios de la vacuna (en lugar de la absoluta opacidad que existe ahora, donde las víctimas son casi un “secreto de estado” para el Ministerio de Sanidad)? ¿o que se preste la atención sanitaria adecuada a las jóvenes afectadas?
Creer en los beneficios de la inmunización comunitaria no implica creer ciegamente en todas las vacunas.
Por ello, tenemos la obligación de defender el buen nombre de las campañas de vacunación que sean necesarias, pero también es nuestra obligación cuestionar las que no lo son. Y más si están resultando peligrosas para la población.
Más de 23.000 personas ya se han unido a la petición del Dr. Álvarez-Dardet y la Asociación de Afectadas por la Vacuna del Papiloma (AAVP).
Por eso le pido, si aún no lo ha hecho, que firme usted también la petición para que se retire cautelarmente la vacuna contra el VPH de los calendarios de vacunaciones y se abra un debate público, productivo y transparente, que sirva para sacar a la luz la verdad sobre esta vacuna.
Creo que el texto de Tener S@lud de hoy ayuda a ordenar las ideas y a tener claros los matices que tiene la vacuna contra el virus del papiloma humano y que ponen en duda su necesidad, su seguridad y su eficacia. Por eso le invito a reenviar este texto a todos sus conocidos: tanto a los que creen tener clara su postura como a los que no saben bien qué opinar, pues estoy convencido que este texto de hoy servirá a todos para tener un mejor conocimiento de un asunto esencial de salud como es la vacunación del que todos hablan estos días, muchas veces sin un conocimiento fundado.
También le animo compartirlo a través de las redes sociales.
En este enlace puede ver el vídeo en el que el Dr. Carlos Álvarez-Dardet le habla sobre la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH).
Fuentes
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¿No hombre! Como vamos a coartar la «libertad» de unos descerebrados padres para poner en peligro la vida de su vástago. Después ya se encargarán los sufridos médicos de intentar salvar la vida del inocente niño y si es necesario, como parece que va a ocurrir con la pobre criatura de Olot con los pulmones, los riñones y el corazón destrozados, pues ya se verá si aguanta un trasplante o directamente se muere.
Pero eso sí ¡nada de vacunaciones obligatorias! que van contra el sacrosanto principio de que un imbécil, por el mero hecho de haber parido a un niño, ya se cree que sabe más de epidemiología, fisiología, medicina, virología e inmunología que los millones de científicos y médicos que se dejan la piel para inventar y perfeccionar las vacunas. http://diario-de-un-ateo.blogspot.com/2015/06/infancia-y-antivacunas-una-explosiva.html
Lo que pasa, es que eso de hacer que el cuerpo fabrique anti-cuerpos con un simulacro (los virus atontados) para que estos estén ahí un tiempo y luego volver con otro simulacro… ¿no es forzar un poco a la Naturaleza y no es desconfiar de que el cuerpo sea capaz de defenderse ante un ataque de verdad fabricando sus propios anti-cuerpos después de la «experiencia» del primer simulacro?
Por esa regla de tres… ¿no deberíamos estar vacunándonos toda la vida? Y por otra parte, si las vacunas además de esos virus atontados (aunque dicen que también las hay con virus totalmente espabilados, ¿? y que esas SON LAS MEJORES ¿?) contienen METALES y MERCURIO… ¿Hasta qué punto está bien inoculárselas a los recién nacidos y demás bebés?
También, el éxito de una vacuna, pienso que no puede depender de que «tenga más casos de MUERTES y RECHAZOS con secuelas más o menos graves QUE OTRAS VACUNAS. Jolín, que aunque solo haya un 1% de casos adversos, a quien le toca le tocó y el dinero NO TE DEVUELVE LA SALUD DE TU HIJ@ !!!!!
Es gracioso que se quejen tanto de manipulación de empresas farmacéutica cuando en este artículo satanizan a la vacuna sin hacer siquiera mención a los buenos resultados de la vacuna, que es relativamente nueva, los últimos artículos que leí al respecto apenas tenían información con un seguimiento de 6 años, «Las eventos adversos graves son extremadamente raros en ambas vacunas y no son más frecuentes que para otras vacunas».
Está bien que quieran informar sobre posibles efectos adversos, pero simplemente podrían generar más dudas que ayuda, y confundir mucho a las personas con las vacunas en general.
En ningún lado se corrobora que los efectos achacados a la vacuna sean producto o co-producto de otros factores. Me han recordado el drama del AZT en los 80.
Los numerosos casos de denuncias en todo caso deberían ser tenidos en cuenta para dirigir futuras investigaciones, ahora mismo voy a revisar si hay algo publicado en lo que va del año.
La cita de Miguel Jara que usted da contiene un error de cálculo muy evidente. Me refiero a esta:
“La vacuna contra el sarampión provoca una encefalitis por cada millón de dosis, pero compensa, pues el propio sarampión produce una encefalitis por cada mil casos”. (3)»
Las probabilidades no son comparables porque la primera depende de un solo hecho: vacunarse, mientras que la segunda depende de la concurrencia de dos: no vacunarse + contraer sarampión.
Las probabilidades correctas se calculan de esta manera:
probabilidad (encefalitis | vacuna) = 1/1.000.000;
probabilidad (encefalitis | no-vacuna) = probabilidad (encefalitis | sarampión) x probabilidad (sarampión | no-vacuna)
= 1/1.000 x probabilidad (sarampión | no-vacuna);
El símbolo «|» significa «condicionado a».
Miguel Jara se olvidó de multiplicar la probabilidad de encefalitis del sarampión por la probabilidad de contraer sarampión si no te vacunas que es de 1 entre 500.000 al año. En 75 años de vida el riesgo de contraer sarampión para un no vacunado es de 1 entre 6.600. Esto daría un riesgo de encefalopatía de 1/6.600.000 para el no vacunado.
Es decir, la vacuna del sarampión te expone a un riesgo casi 7 veces mayor de encefalopatía que la enfermedad que pretende evitar.
Para el pseudo ateo 6666 : Lo tuyo, es de juzgado de guardia amigo; no te das cuenta de que en la Iglesia no crees, pero si en Papá Estado. Y añado: qué atrevida es la ignorancia.
Un comentario por si te sirve de algo: Si los vacunados son portadores y contagian o pueden contagiar… por ejemplo a quienes por motivos de salud NO PUEDEN ser vacunados, o a los niños que aún no se han vacunado de todas las vacunas del calendario, o simplemente a quienes necesitan la dosis de recuerdo porque ya el cuerpo supuestamente se olvidó del simulacro, o a ancianos que tienen sus defensas muy bajas (SIDA)…. ¿No se podría acusar a las autoridades de INDUCIR DE MANERA VOLUNTARIA ESE CONTAGIO debido a que se mete al bicho mediante vacunación?
La vacuna no es para siempre, casi ninguna lo es, hacen falta «dosis de recuerdo», así que realmente solo se está protegido, si es que se está, mientras dura el efecto de la vacuna, que se supone que es de niños, aunque la medicina se olvida que entonces contamos con las defensas maternas… a menos que papá estado haya animado a las mujeres a no dar pecho: a liberarse del yugo de la maternidad y la crianza, esas cosas tan antiguas que se sustituyen cómodamente por vacunas y potitos de farmacia.
Portadores somos prácticamente toda la población, vacunados o no, ya que la mayoría de virus que afectan a una población pasan a ser parte de su propio organismo y este los reconoce y los «domestica» por eso los únicos que pueden presentar peligro son aquellos desconocidos, por ejemplo cuando vamos a miles de kilómetros de distancia, a zonas tropicales, donde solo los nativos conocen esos virus. (Si les afecta no es por el propio virus sino por los contaminantes externos y por la forma de vida a que les obligan los invasores, hacinados, sin agua ni higiene). Y si te quieres molestar en saber de un efecto secundario moderadamente grave de la vacuna de la difteria del cual en Medline no se dice NADA, lees esto, aunque me da, que habré herido tu susceptibilidad y me contestarás sin haberlo leído : https://putinreloaded.wordpress.com/2015/06/10/padece-su-nino-de-ausencias/#comment-436
«ateo6666» invoca mucho a la «ciencia», así que voy a darle un pequeño repaso.
Según la Asociación Española de Pediatría (ver PDF) el 70% de los adultos carece de anticuerpos contra la difteria por no tener al día las vacunas de refuerzo que se recomiendan cada 10 años (tiempo que duran los anticuerpos).
Es decir, el 70% de la población española es como si nunca se hubiese vacunado. ¿Tienes tus dosis de refuerzo al día, ateo6666?
Para una situación de desprotección masiva como esta, la «ciencia» vacunera augura terribles epidemias. ¿Dónde están los muertos? El último caso de difteria se dio hace 29 años!
En los dos países europeos donde la vacunación contra la difteria es obligatoria (Francia y Lituania) se han dado la mitad de los casos registrados para toda Europa, según el ECDC. Tabla de incidencias en la página 6 de este informe: http://ecdc.europa.eu/en/publications/Publications/AER-2014-VPD-FINAL.pdf
Este prospecto de la vacuna combinada para la difteria, el tétanos y la tosferina reconoce que causa crisis de ausencia (convulsiones + episodios de mirada fija) en 1 de cada 14.000 vacunados. A nivel nacional esto es una epidemia de daños cerebrales.
Hagamos un pequeño cálculo de probabilidades. La mortalidad de la difteria es del 20% de los casos. La población susceptible en España representa el 70% de 47 millones de personas, que son 33 millones. Con 1 caso cada 29 años significa que durante la vida de una persona (80 años) se espera una media de 2,75 casos.
De las cifras anteriores sale una probabilidad de enfermar de difteria no estando vacunado igual a: 2,75 / 33.000.000 = 1 / 12.000.000 (una posibilidad entre 12 millones). La de morirse es 5 veces menor (el 20%), o sea 1 / 60.000.000 (una entre 60 millones).
En contraste, la probabilidad de quedar tarado por la vacuna es de 1 / 14.000 (una entre catorce mil).
Que cada uno haga cifras y decida si vacunar es un riesgo que pueden asumir sus hijos.
Me ha gustado mucho el artículo, me escuece también el comentario del ateo 6666, ya que soy una de esas madres descerebradas que no ha vacunado a su hija. Me negué a que cuando más vulnerable era y mientras yo le daba pecho y le pasaba mis defensas inmunizándola le metieran virus y toda la carga artificial que llevan las vacunas, para mí era de sentido común, cómo nada más nacer la hepatitis B???? Qué se contagia por sangre o contacto sexual??
A los dos meses, cuatro o cinco de golpe… para mí era abusivo, alterar así su sistema inmunológico, decidí confiar en la vida y tengo una hija de casi cuatro años perfectamente sana y fuerte, que todavía no ha tenido que tomar ningún tipo de antibiótico, creo que ha generado un sistema defensivo capaz de afrontar aquello que le venga, repito elijo confiar en la vida… no me gusta guiarme por el miedo… igual algún día las vacunas también me generan confianza pero aún no ha llegado ese momento…
Gracias, Ania. Una excelente página que no conocía. Hay muchísimos aspectos todavía inéditos que no se han contemplado en los foros como por ejemplo:
– el tema de los anticuerpos, ¿protegen o no? ¿Son irrelevantes o hay aspectos más importantes?
– la historia de la vacuna y el toxoide empleado al principio. Francia, el libro de Fernand Delarue, la intoxicación vacunal, original en francés con una traducción al español que se puede conseguir, te explica el origen de la vacuna y los primeros resultados de vacunación en el ejército, manipulados por la prensa.
– La cuestión de los portadores, ¿pueden contagiar a otras personadas, vacunadas o no? Sobreactuación de las autoridades sanitarias aislando cuan si fueran apestados a estos niños portadores, ¿en qué se basan para decir que no han contraído la difteria por estar vacunados cuando tenemos experiencias de otras enfermedades vacunables como la polio en la que se dan casos en vacunados? Todavía no han dicho cuál pudo ser el origen del contagio, si es que lo hubo o quizá fue una bajada de defensas.
– En Rusia en los años 90 hubo epidemia de difteria y no era por una relajación en las vacunaciones sino por la gran miseria que azotó a la población con la caída del comunismo y la bajada general del nivel de vida. Los niños estaban vacunados y hay bibliografía al respecto; la esperanza de vida en la Unión Soviética bajó de forma abrupta.
Sobre el efecto secundario que aparece en el link se debe sin duda a la vacuna de la tosferina pues la dtp es una vacuna triple; da igual al ser tres antígenos la posibilidad de efectos secundarios se triplica.
Ahora me acuerdo, el título del libro de Delarue en español es: Salud e infección, auge y decadencia de las vacunas.
TJ, lo del AZT NO ES NINGUNA MENTIRA y las vacunas SON PELIGROSAS: lo que yo digo, es algo tan simple como que si hemos de firmar consentimientos para que nuestros hijos hagan salidas o excursiones, ¡¡con más razón en el tema vacunas pero que en esos documentos SE INFORME DE TODO!!