Las vitaminas del grupo B son fundamentales para el correcto funcionamiento del organismo. No solo ayudan a transformar los alimentos en energía, sino que también son esenciales para el sistema nervioso. Por ello un déficit de cualquiera de estas vitaminas puede conllevar problemas de salud significativos, como fatiga, anemia o trastornos neurológicos, por lo que es crucial asegurarse una ingesta adecuada.
Las vitaminas C y D son tan importantes para la salud que, en mayor o menor medida, todos conocemos algo de estos nutrientes tan beneficiosos. Sin embargo, no ocurre lo mismo con la vitamina B. Y eso que se trata de un nutriente más complejo, ya que no es “una vitamina” sino “un grupo de vitaminas”.
Ahora bien, no todos saben qué diferencia hay entre la vitamina B8 y la B9, por ejemplo, o para qué sirve exactamente la B1. Por ello es clave conocer el papel que juegan en nuestra salud.
Las vitaminas del grupo B son hidrosolubles y no se acumulan en el organismo, ya que son eliminadas directamente (a través de las vías urinarias) cuando hay un exceso de las mismas.
Respecto a su acción, todas ellas contribuyen al buen funcionamiento del organismo. Si bien cada una desempeña un papel concreto:
Como puede ver, el campo de acción de este grupo de vitaminas es extremadamente amplio. Por ello son tan importantes, pues un buen aporte de vitaminas B permite que todo el cuerpo funcione bien. Puede que el efecto de cada vitamina, de manera individual, no sea evidente. Pero, si se suman todas, sus beneficios son más que considerables.
Por esta misma razón los signos de un déficit de vitaminas del grupo B son muy variados. Pueden manifestarse con fatiga persistente, problemas de piel (sequedad cutánea), trastornos gastrointestinales (diarrea o estreñimiento), problemas nerviosos (niebla mental y problemas de memoria) o anemia.
Es muy importante vigilar todos los niveles de vitaminas B, independientemente de la edad que se tenga, para mejorar la calidad de vida en general. No obstante, habría que destacar las vitaminas B6, B9 y B12 porque son muy valiosas para prevenir el declive cognitivo y los riesgos cardiovasculares (infarto, accidente cerebrovascular, trombosis, etc.).
Además, buena parte de la población sufre alguna carencia, ya sea de una vitamina o de las tres, lo que incrementa el riesgo de potenciales problemas de salud.
Asimismo, estas tres vitaminas ayudan a regular el nivel de homocisteína, un aminoácido azufrado derivado de la degradación de alimentos cárnicos. Y existe una relación indiscutible entre la hiperhomocisteinemia (un exceso de homocisteína) y el riesgo de sufrir un infarto de miocardio, accidente cerebrovascular, enfermedad tromboembólica venosa o incluso demencia.
Y la vitamina B9 es especialmente valiosa en caso de embarazo, ya que reduce el riesgo de aborto espontáneo y previene el de malformaciones graves del feto o de autismo.
Para obtener una amplia gama de vitaminas B se recomienda una dieta equilibrada que incluya carnes magras, pescado, huevos, productos lácteos, vegetales verdes, legumbres, cereales integrales, semillas y frutas. Es decir, que sea lo más variada posible.
Eso sí, pocos alimentos pueden presumir de contener todas las vitaminas del grupo B, y en cantidades significativas, como la casquería. Si no le desagrada este alimento, no dude en preparar algún plato al menos una vez por semana. El hígado de ternera o de ave, por ejemplo, es una de las fuentes más ricas. Aunque también tiene los intestinos y riñones de cordero o los sesos de ternera y de cerdo. ¡Hay más variedad de la que imagina!
Lamentablemente este tipo de alimentos, tan nutritivos, ya no se encuentran fácilmente en todos los supermercados, como ocurría antes. Por ello, si cree que con la alimentación no va a obtener suficientes aportes de vitaminas del grupo B, lo que puede derivar en fatiga (física o mental), es recomendable que tome un complejo que contenga todas las vitaminas del grupo B. Juntas regulan las enzimas, las hormonas y los neurotransmisores necesarios para recargar las energías y mejorar el estado de ánimo.
Y en cuanto a la posología, solo debe seguir las recomendaciones indicadas en el prospecto del suplemento. Por regla general, una cura de un mes al año es suficiente para mantener los niveles adecuados.
Lo cierto es que tendemos a caer en la rutina, también en lo que respecta a la nutrición, y acabamos comiendo más o menos siempre lo mismo. Y ello puede hacer que, sin que nos demos cuenta, acabemos sufriendo ciertos déficits nutricionales.
Así que sea creativo, atrévase con nuevos sabores y no lleve siempre la misma lista de la compra cada vez que vaya al supermercado. No solo recuperará el placer de comer a través de nuevos sabores, sino que también cuidará de su salud aportando todas las vitaminas del grupo B a su organismo.
Muchas personas se preguntan por la peculiar nomenclatura de las vitaminas del grupo B, cada una asociada a un número y a una composición química. Esto se debe a que fueron descubiertas en diferentes momentos. Por ello, a medida que se identificaban nuevas vitaminas, se les asignaba un número de manera consecutiva.
Sin embargo, algunas sustancias inicialmente identificadas como vitamina después fueron reclasificadas, bien por sus moléculas, bien por su función nutricional, lo que llevó a que se eliminaran del grupo y, en consecuencia, algunos números se saltaran.
Por esta razón no suele aparecer la vitamina B4, ya que resultó ser un componente de los ácidos nucleicos en lugar de una vitamina, mientras que con la B10 y la B11, por ejemplo, se determinó que no eran esenciales para la dieta de las personas, a diferencia del resto de vitaminas del grupo B.
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